28 March 2013 ~ 0 Comentarios

Carlos Alberto Montaner : La mujer del coronel

por Roberto Lovera De-Sola

(Analitica.com) Después de algunos años sin publicar un libro de ficción, el escritor cubano Carlos Alberto Montaner(1943) ha publicado su novela La mujer del coronel(2″ª.ed.Miami: Alfaguara, 2011.231 p.), cuyo subtítulo es: “La violencia, el deseo, la soledad y erotismo suelen provocar desenlaces inesperados”.

La mujer del coronel es la historia de una infidelidad matrimonial y, a la vez, un manual de erotología, sin duda el más amplio dentro de las letras latinoamericanas, toca todos los puntos de aquello que denominamos la erotología.

Hablamos de novelas eróticas en nuestra literatura latinoamericana cuando nos referimos a libros cuyo centro son las insuaciones y placeres de la sexualidad. Libros como La misteriosa desaparción de la marquesita de Loria(Barcelona: Seix Barral,1980.198 p.), del chileno José Donoso(1924-1996), el Elogio de la madrasta(Bogotá: Arango Editores,1988. 201 p.) o Los cuadernos de don Rigoberto(Madrid: Alfaguara, 1997.384 p.) de Mario Vargas Llosa(1936), Memoria de mis putas tristes(Bogotá: Norma,2004.109 p.) de Gabriel García Márquez(1927) o ahora La mujer del coronel. No nos referimos a aquellas obras en las cuales la sexualidad y sus dones aparece, estas son todas, ello es imposible que no sea así, que esta no esté presente, porque la sexualidad es el motor de la vida humana.

Ya hemos señalado que este libro de Montaner nos cuenta la historia de la infidelidad de su protagonista, Nuria, durante un viaje a Roma, con un profesor italiano, Valerio Martinelli, un psicólogo como ella. A la vez Valerio es un erotologo insigne.

Es desde luego esta una historia hondamente erótica. Pero expresada dentro del suceder de la élite de la dictadura cubana donde su historia sucede, dirigencia que no respeta los fueros íntimos de las personas. Así esta novela es una acre requisitoria a la élite de la Revolución Cubana. Alegato en contra de aquel universo represivo, hecho por los llamados “segurosos” comunistas cubanos, “los poderosos agentes de la Seguridad del Estado”(p.43). Son todos ellos, como siempre han sido los dirigentes de los estados del socialismo autoritario, gente represiva. Y lo hacen porque saben que “El que conoce la intimidad de una persona se convierte en su dueño”(p.56).

Nuria es una comunista cubana, ha gozado de muchos de los privilegios de los que mandan allá. Pero, sin embargo dice: “aprecio muchas de las cosas que suceden en Cuba…pero en el tema de la sexualidad me produce repgnancia”(p.155), Es por esto que esta novela es un expediente sobre el machismo cubano.

Ahora bien, la esencia de la historia, el gran encuentro entre Nuria y Valerio, sucede lejos de las costas de la isla caribeña. Pasa en Roma. Al amante romano de Nuria no se se le escapa ni se la había olvidado: “Comenzaba a creer que el estado anímico general de los cubanos era la desconfianza y quería entender las razones profundas de esa desagradable sensación”(p.173).

En Cuba “la política lo permeaba todo, o quizá porque las limitaciones materiales eran tantas… que no dejaban mucho espacio para el romance y la fantasía””(p.197), “pero también sabía que es absurdo exigirles permanentemente a las personas, un comportamiento que es contrario a la naturaleza humana”(p.228): no vivir la sexualidad con libertad. Sin embargo, “Lo que me parece terrible es que el Ejército y el Partido Comunista se inmiscuyan en las vidas privadas de los cubanos y decidan castigar las infidelidades de las mujeres de los dirigentes” (p.288). No al revés, las infidelidades de los hombres, permitidas siempre. En este sentido La mujer del coronel es una novela sobre la politica de la”  sexualidad.

Y es una novela de la política de la sexualidad por haber sido siempre los comunistas y sus regímenes represores de la sexualidad. En la URSS un oficial cubano fue expulsado “precipitadamente, en el momento en que la KGB lo filmó haciéndole el amor a una hermosa ucraniana”(p.19). Hay en Cuba un ” “casi desconocido equipo de psicólogos de la Seguridad del Estado que monitorean constantemente el comportamiento de los oficialesde alta graduación de las Fuerzas Armadas”(p.12), ello incluye sus actividades sexuales. Y solo las relaciones heterosexuales son permitidas, el machismo impide respetar otras elecciones sexuales. Siempre irrespetan, y hacen sufrir, a aquellos que viven dentro de la diversidad sexual. Allí siempre ha estado presente: “la incongruencia entre las convicciones íntimas y la ideología oficial…la disonancia entre el yo y la realidad…El terreno donde era más frecuente este conflicto era el de la sexualidad, seguramente arrastrado por la tradición machista del país”(p.120-121).

REQUISITORIA POLITICA

Es por ello que La mujer del coronel puede ser vista, en uno de sus ángulos, como una requisitoria politica contra la actitud que ante la sexualidad ha asumido la llamada Revolución Cubana. Es ella quien ha instaldo el miedo en la sociedad de aquel país. El miedo, leemos, “es el pasatiempo nacional”(p.32).

Y, desde luego, en un país así está mal vista la psicología por ser, para los que mandan, todo lo “subjetivo, rogeriano, y divociardo de la realidad histórica de los pueblos del tercer mundo”(p.33). Entonces, ¿dónde queda lo subjetivo, lo íntimo, lo personal?. “rogeriano” es relativo a las teorías del psiquiatra norteamericano Carl Rogers(1902-1987), quien habla en sus libros del proceso de convertirse en persona, quien centra el proceso de la psicoterapia en el paciente.

Siempre aquella autocracia, último recodo del socialismo autoritario en el mundo, pues este se derrumbó plenamente en 1989, tuvo una actitud negativa en contra de una sexualidad libremente vivida. Es por ello que a todo lo largo de La mujer del coronel,”  suponer que la esposa de un oficial pueda cometer una infidelidad era para el régimen un contrasentido. Especialmente si era cometido por una mujer. De allí la interrogante que surje, ¿quién puede fijar los límites de las íntimas necesidades de una persona, de los vuelos de su fantasía, de sus ensoñaciones sexuales.

LA ENTRAÑA

Al detenernos en las páginas de La mujer del coronel vamos encontrado los pasajes que forman su esencia.

Hay largos fragmentos en los que hallamos que explican aquello que hacen los que terminan persiguiendo a Nuria y contándole a su marido lo hecho por ella en Roma, como si ella no fuera la única possedora de su libertad y de las gracias de su piel. Con ello conspiran contra la libertad de ella, pasan por encima del hecho de que si su infidelidad puede ser doloroso hecho, para nada nadie tiene derecho a entrar a mirar y a opinar sobre aquello que pertenece a la persona que lo hace, usando de su libertad, autonomía no enajenada cuando aquella inició su vida con el marido, a quien la pasión por otro le hizo olvidar.

Pero ante esto hallamos el pensamiento del policía que persigue a Nuria:”  “Ser engañado por la esposa no envilece a nadie, salvo a la adúltera…Pero solo si el agraviado iterrumpe inmediatamente el vinculo que los une”(p.9).

Y hay la interrogante sobre el por qué “las autoridades del país se sentían autorizadas para inmiscuirse en la vida privada de las personas penetrando en sus secretos de entrepierna”(p.10). Hay otras interrogantes: “¿Respeto?¿Quién respeta a los cornudos, general? ¿Por qué espiaron a Nuria?¿Desconfiaron de ella porque sus padres y su hermana se exilaron al extranjero?¿No lles llevó a pensar que me engañaba?¿Sabían ellos de otros adulterios anteriores?¿Desde cuando la espiaban?”(p.29). Y el agente de la Seguridad del Estado le dice a Nuria: “Mañana, Sherezada, a esta misma hora, el coronel Arturo Gómez tendrá en sus manos una copia de estas cartas, de numerosas fotos, y de una detallada descripción de lo ocurrido en Roma entre usted y el profesor Valerio Martinelli”(p.54).

Nuria, como todos los cubanos que viven en la isla, son “personas agobiadas por graves malestares producidos por la incogruencia entre las convicciones íntimas y la ideología oficlal…la disonancia entre el yo y la realidad, entre su ser esencial y el discurso que debía suscribir”(p.120). Y ella solo quería vivir, “Deseaba olvidarse de cualquier asunto trascendente, de las grandes teorías psicológicas, de los debates politicos, del reñidero ideológico”(p.123): quería ser ella, ser libre.

NURIA” ” ” ” ” ” ” 

El centro de la historia, que protaniza Nuria, es la búsqueda del por qué de su romance romano. Por ello le dice a su esposo, el coronel cubano, hacia el final:

“No, Arturo, no es tan fácil. Martinelli no entró también en mi corazón, como dices. Martinelli fue una relación muy especial, inesperada, que jamás me pasó por la cabeza”  cuando acepté viajar a Roma. No fui a Roma a engañarte. Eso ocurrió porque ocurrió, pero no había premeditado nada…Tal vez quería sentir emociones antiguas. Ya tengo cuarenta años, Arturo. No es falso que a esa edad de pronto el corazón da un vuelco. ¿Curiosidad? Algo de eso. Y necesidad de otra piel, y necesidad de halagos, y necesidad de experimentar una felicidad distinta.¿Inseguridad? Naturalmente…La relación con Martinelli, cinco días…no eran contra ti, sino por mi”(p.226).

Y prosigue:

“Soy una mujer… que una vez se dejó llevar por su corazón sin pretender hacerle daño a nadie…Hay cosas peores que las infidelidades”(p.229).

Nuria es la protagonista, de allí las mil conjeturas que se hace, “y acaso yo me hice psicóloga, Lucía, para poder entender muchas cosas: la Revolución, la gente, nuestra separación, a mi misma”(p.48). Lucía era su hermana exilada en los Estados Unidos.

“Qué derecho tienen ustedes a controlar mi vida afectiva”(p.49), pensaba de los “segurosos”. “Era eso. La contrainteligencia conocía que ella se había encontrado con su hermana[en Roma]. La habían espiado durante el viaje. Siempre lo hacen. Debió suponerlo”(p.49).

Nuria, ya lo hemos dicho, era una psicologa humanista, seguidora de las ideas de Carl Rogers, el autor de El proceso de convertirse en persona(1961). También menciona Nuria al judío Viktor Frankl(1905-1997), “uno de mis secretos maestros, cuyos libros leía a escondidas”(p.76). Desde luego Frankl, judió y humanista, estaba prohibido allá. Todavía recordamos con emoción cuando lo escuchamos describir aquí en Caracas como había sobrevivido al Campo de Concentración donde los Nazis lo enviaron. A nuestro lado, en la Sinagoga de San Bernardino, estaba sentada nuetra entrañable Elsy Santos tan sobrecogida como nosotros.

Pero debemos deternos aun más en Nuria. En sus días romanos ella se sintió plenamente libre(p.75).

En Cuba Nuria fue hija de una pareja de profesionales quienes, junto a su hija pequeña, Lucía, habían huido de Cuba hacia los Estados Unidos, que es a los ojos de la dictadura cubana el peor error que persona alguna puede cometer.

Pero antes de eso, “Nuria[a los quince años]… era…una muchacha preciosa: alta, delgada, de cabellos negros, trigueña, risueña, llena de imaginación, de senos pequeños y caderas amplias: nada vulgar, que disfrutaba de la literatura, el cine y la música…aunque ya entonces aseguraba interesarse en la psicología”(p.14). Cuando sucede la novela era: “una bellísima mujer de unos cuarenta años absolutamente sensual”(p.23). Estaba entonces casada, era una profesional, pero obligada a soportar las largas ausencias del marido, “implicado en peligrosas campañas internacionalistas”(p.37), en su caso en Angola.

De allí que preguntara al “seguroso” “Qué derecho tienen ustedes a controlar mi vida afectiva?….¿Tengo también que entregarles el corazón?”(p.49), porque, pensaban los gobernantes. “Si los revolucionarios, libremente, podían restablecer sus relaciones personales con quienes habían escogido traicionar el país, la Revolución pronto se hundiría”(p.50).

LA INTIMIDAD DE LA MUJER

También en La mujer del coronel hallamos un periplo por la intimidad de una mujer, de Nuria en particular.

Nuria sabe que la suya es “una dolorosa historia que viví desde adentro”(p.119).

Se observa en La mujer del coronel lo que es una mujer y la “superior calidad emocional de las mujeres”(p.130). Y ella, Nuria, psicóloga, advierte “comencé a intuir que las palabras para las mujeres, significan mucho más que los orgasmos”(p.17). A los “hombres les intriga como funcionan las cosas. A las mujeres, por qué funcionan. Los hombres contamos historias exteriores, describimos la envoltura. Las mujeres entran dentro del relato, hurgan con mayor profundidad”(p.129).

“¿Hay mucha gente así en Cuba? Sobran. América Latina sigue siendo un continente de hombres medio salvajes, medio primitivos, convencidos de que la agresividad y la grosería son virtudes.En mi consulta de psicóloga, cuando trataba a las parejas en crisis, casi siempre se me hacía evidente la superior calidad emocional de las mujeres.Tenía que ocultarlo”(p.129-130)

LA MUJER

El poder acceder a una descripción del”  modo de ser íntimo de la mujer desde una mirada masculina es uno de los hechos más interesantes que La mujer del coronel nos revela.

Ello explica que Nuria exprese: “No, Valerio, las mujeres percibimos muchos más detalles que los hombres”(p.131), tanto que comenzó “a intuir que las palabras, para las mujeres, signficaban mucho más que los orgasmos”(p.17). Tanto que recuerda una de las primeras veces que hizo el amor con su novio, “una mañana en la que hicismos el amor en aquel hotel de La Habana Vieja, y no nos bañamos para conservar intacto el olor del otro”(p.30).

Era tal su conciencia de su propio ser de mujer que dice: “Los hombres buscaban regar su esperma; las mujeres necesitaban cierto grado de romance”(p.107). Pensaba de lo escuchado en el consultorio: “Desde el punto de vista emocional, meterse en una cama, desnuda, con un hombre, tiene las mismas implicaciones haya o no penetración. Si hubiera habido placer y al menos un poco de ternura, todo hubiera parecido menos sórdido. Para nosotras el sexo no está únicamente relacionado con el pene. Si hubiera habido penetración y orgasmo, el sentimiento de culpabilidad hubiera sido menor porque el acto habría estado acompañado de unas sensaciones que producen satisfacción emocional”(p.174-175).

También siempre, ella “había creído que la gente se parecía a su voz”(p.32), a lo que expresa a través de ella. Y, además sustancial es, añadimos, cómo huele nuestra mujer amada.

Para ella la sexualidad, y su expresión a través del cuerpo, era tan honda que “No se había acostado con ese italiano maduro y hablador por desamor a su marido, sino por amor a sí misma, a sus sentimientos, a sus necesidades emocionales, Tal vez por esa reprimida adición a la felicidad que le había explicado Marinelli”(p.105),

EL POR QUÉ DE UNA INFIDELIDAD

Y se podría preguntar sobre el por qué de su infidelidad, si es que dentro de lo que sucede apasionadamente pudiera caber una pregunta. No lo creemos.

En verdad”  Martinelli era viente años mayor que ella: ¿pero es que acaso el amor tiene edad?. O más bien, ¿estaría Nuria, en aquel momento,”  en el “mildlife crisis”? En ella, dice la propia Nuria, “Sientes una especie de vacío, una necesidad de cambiar, de romper la rutina. De pronto, miras hacia atrás con horror y piensas que probablemente ya pasó lo mejor de tu vida y ni siquiera te diste cuenta. Inesperadamente escuchas la frase ‘en mis buenos tiempos’ y no sabes precisar cuáles fueron esos buenos años en tu propia experiencia. Tu vida, de pronto, te es ajena, como si le perteneciera a otra persona. Eso te produce cierta autocompasión. Tal vez la felicidad es algo que les sucede a los demás. Te entretistece tu pasado no por lo que fue y viviste.¿Cuantas mujeres de cuarenta años pasaron por mi oficina para que las ayudara a reencontrar la dicha que se les había escurrido entre los dedos”(p.67-68).

A estas mujeres Nuria “Las enseñaba a enfrentarse a la nueva etapa. Las adiestraba para que se reconciliaran con su propio yo y se apartaran de la nociva creencia de que egoísmo es una actitud malsana. Las convencía de que la vida que quedaba por delante podía ser más satisfactoria porque a la vitalidad que aún poseían se sumaban la experiencia y la serenidad”(p.68).

Y ella misma estaba en aquel momento vital, “Ncesitaba salir, sacar la cabeza, respirar otros aires. Estaba cansada, muy cansada, aunque no sabía exactamente por qué. Hay un astenia hormonal que es peor en primavera…Tal vez la lejanía de Arturo podía explicarlo. Lo necesitaba, pero, al mismo tiempo, lo rechazaba. ¿Arturo y sus ausencias eran la causa del problema? Falso: yo sabía que imputar a otros la desazón propia es siempre una forma cobarde de huir de la realidad”(p.68).

Por ello cuando se encuentra con el marido en La Habana, después que este ha recibido los informes de los “segurosos” sobre la infidelidad de Nuria, algo que debió quedar dentro de ella, era ella a quien pertenecía. Nadie podía revelarlo sino ella, que era la verdfadera dueña, solo ella, de lo vivido por ella misma.

Por ello al hablar con el esposo le dice con toda sinceridad que “Tal vez quería sentir emociones antiguas. Ya tengo cuarenta años, Arturo. No es falso que a esa edad de pronto el corazón da un vuelco. ¿Curiosidad? Algo de eso. Y necesidad de otra piel, y necesidad de halagos, y necesidad de experimentar una felicidad distinta. ¿Inseguridad? Naturalmente…La relación con Martinelli, cinco días…no eran contra ti, sino por mi”(p.226). Líneas antes se lee: “No, Arturo, no es tan fácil. Martinelli no entró tan fácil en mi corazón…Martinelli fue una relación muy especial, inesperada…No fui a Roma a engañarte. Eso ocurrió porque ocurrió, pero no había premeditado nada”(p.226). Entre otras cosas, porque una”  pasión así, aparece sola, sin que nadie la llame.

Y tres páginas más adelante remata su confidencia al decir: “Soy una mujer…que una vez se dejó llevar por su corazón sin pretender hacerle daño a nadie… Hay mil cosas peores que las infidelidades”(p.229).

EL AMANTE

Martinelli y ella tenían la misma profesión: ambos eran psicológos, él también “tenía una extraña habilidad para mezclar la información interesante y el sexo”(p.144). Para él lo sexual siempre estaba presente, como sucede a todos los humanos a quienes recorre la sangre por el cuerpo, sensibles a aquello que nos lleva a la cama. Seres a quienes calzan estas líneas: “¿Por qué siempre hablas de sexo?…Porque no hay nada más importante”(p.92).

MANUAL DE EROTOLOGÍA

Y es con los conocimientos sobre el sexo y el erotismo que Martinelli crea el Manual de erotología que es en su esencia esta novela, ya que toda la historia del erotismo y su práctica está en sus páginas, desde el pasado lejano, en la tierra de nuestros tatarabuelos los griegos hasta hoy.

De allí que estén aquí claramente expresadas las ideas de Anais Nin(1903-1977), la francesa, nacida en La Habana, quien vivió largos años en Estados Unidos, fue la autora del más amplio Diario de la historia universal de la literatura. Un Diario en cuyos diez tomos la vida sexual de una mujer y el erotimo en su esencia primera. Todo en él está escrito desde una mirada femenina.

Importante nos parece, en este sentido, este pasaje de La mujer del coronel:

“De pronto aquellos refinados profesores citaban el explicito texto de Anais Nin tomados de sus vastos diario(“cubana como ella, hija de padre y madre cubanos, pero de cultura francesa”, acotó Martinelli en medio de la conferencia señalando a Nuria) y aportaban detalles personales sobre la autora, su insaciable apetido bisexual, las relaciones incentuosas que mantuvo con su padre ya de joven adulta, sin el menor trazo de sentimiento de culpa, y sus amores atormentados con Henrry Miller(1891-1980). ¿Eran eróticos los textos de Anais?. Si, pero a juzgar por la ponencia de Marinelli la intensidad del efecto dependería de la distancia y de la luz, casi como si se tratara de un fenómeno físico”(p.80-81).

UN INCISO

Y una acotación biográfica: en verdad el padre de Anis Nin, el pianista Joaquín Nin(1879-1949), era español y la madre danesa, la soprano Rosa Culmell(1871-1954), ambos se casaron en Cuba en 1902.

El Diario, formado por quince mil páginas mecanografiadas, del cual solo conocemos diez tomos, una suerte de amplia muestra, editada por Gunther Stuhlmann(1927-2002), bajo la mirada de su propia autora. Escribir su Diario fue la faena fundamental de la vida intelectual de Anais Nin. El Diario(Barcelona: RM/Bruguera,1977-1985. 7 vols,) es la esencia de lo que ella nos llegó. De hecho novelas son recreaciones de asuntos ya registrados en el Diario. Todo lo que pensó está en los tomos de su diario, siete”  volúmenes titulados Diario. Y los volúmenes Henrry y June(Barcelona: Plaza y Janés,1987. 223 p.) e Incesto(Madrid: Ediciones Siruela,1995. 492 p.), ambos complemento del tomo I del Diario. La vocación autobiográfica de esta gran creadora está plenamente confirmada cuando conocemos que su Diario de infancia(Barcelona: Plaza y Janés,1987. 252 p.) lo inició a la edad de once años, como larga carta dirigida a su padre, fue iniciado tras la separación de sus padres.

Debemos señalar también que nadie ha descrito mejor el sentimiento y la pasión amorosa y erótica, dentro de la sensibilidad del siglo XX, que ella, especialmente en el volumen Henry y June. En este tomo de una gran intensidad y clarividencia. Logró describir lo que es el ser femenino con mano maestra, mirar lo que es el amor entre mujeres, recuerdese que ella tuvo todas las experiencias de la sexualidad, incluso la lésbica. El amor entre mujeres está hondamente penetrado por ella en el volumen Henry y June, llega a hacernos comprender que todo lo que se hace dentro del amor está más allá del bien y del mal, como nos enseñó Federico Nietzsche(1844-1900). Logró, Anais, cumplir con su hazaña: escribir en femenino..

MANUAL DE EROTOLOGÍA

Hemos denominado, sobre todo a las cuatro cartas que Marinelli dirige a Nuria, Manual de erotología pues esta parte de la novela constituye una amplia meditación sobre el placer en todos sus sentidos: desde la conjunción de los cuerpos, todas las aristas del placer, hasta incluso la gastronomía, tal la mención a Marco Gavio Apicio, quien vivió en el siglo I de nuestra era. Fue “el gran cocinero de Roma”(p.91) o a “Cupido…Los griegos lo llamaban Eros. Nosotros, a veces, preferimos denominarlo amor”(p.85). Nos detendremos con atención en esta fascinante parte de la novela que comentamos.

Manual de erotología lo hemos denominado, y no solo por aparecer una larga disquisición sobre el cuadro El origen del mundo(1866) del francés Gustave Courbet(1819-1877). Otros testimonios de la sexualidad aparecen aquí mencionados, además de la cita al Diario de Anais Nin al que antes nos referido. En las epístolas nos topamos con la historia erótica de una monja peruana(p.190); con el cuadro El origen del mundo y, desde luego, con La maja desnuda(1800) de don Francisco de Goya(1746-1828). Aunque el primer gran desnudo de la pintura tuviera en el momento en que Goya pintó a la duquesa Cayetana de Alba(1762-1802), su amante, en La maja desnuda, más de un siglo. Nos referimos”  a La venus en el espejo(1648) de Diego Velázquez(1599-1660), cuadro que también había pertenecido a la Duquesa de Alba.

Y tocando el tema erótico es lástima que no se haya logrado saber cuáles eran los cuadros eróticos que tenía el rey Felipe II(1527-1598) en una habitación aparte en El Escorial, a la que no permitía entrar a nadie. Solo él se podía recrear con ellos. Este es un hecho interesante porque este monarca tuvo especial gusto por la pintura. Su pintor preferido fue Jerónimo Bosch, El Bosco(c1450-1516), la sugerencias de su pintura llega hasta nuestro tiempo, ya que revela el mundo onírico. El psicoanálisis tiene sus deudas con él. Sin embargo, Felipe II no gustó de El Greco, Domenikos Theotokopulos(1541-1614), un hecho inexplicable por haber sido el mayor pintor de su tiempo.

En el Manual de erotología que vemos aparecer en la novela de Montaner encontramos diversos personajes literarios que vemos aparecer en las cartas. Martinelli en todo momento se muestra como gran erudito en los temas del placer que es, hecho que deslumbra siempre a Nuria.

Así entre los personajes literarios con los cuales nos topamos están: Cayo Mecenas(c69 aC-8 dC); el poeta erótico Properzio(47-15 aC); la novela el Satiricón de Petronio(p.127) escritor del siglo I; la mención a los sonetos de Miguel Ángel(1475-1564) o la consideración, magnífica, de Sigmund Freud(1856-1939) como “gran escritor de ficción”(p.152), cuando se introdujo y describió los laberintos de la sexualidad humana.

OTRA VEZ CON NURIA

Nuria admiraba en Martinellii “la capacidad poco fecuente que… poseía para asociar elementos muy disímiles: cuadros, películas, citas históricas, literatura, cocina. Probablemente eso era lo que lo hacía distinto e intresante. Lo que contaba y cómo lo contaba”(p.144). Todo esto va a aparecer en las magníficas cuatro cartas que él, como Sultan, dirige a Nuria, Sherezada. Estas constituyen el momento erótico más alto de la novela. Son de hecho, en su esencia, un relato sobre los poderes de la pasión heterosexual, demuestran la verdad de la frase de Stendhal (1783-1842) “las pasiones son caprichosas”(Rojo y negro. Madrid: Alianza Editorial,1970,p.169).

Así en lo que viven juntos, y luego Valerio expresa en sus misivas, la pasión entre dos, se expresa “la ley del erotismo decreciente”(p.144), expuesta por Wilhelm Reich(1897-1957). Es esta:

“La primera trasgresión provoca una estremecedora reacción corporal. En la segunda, disminuye el impacto. En las sucesivas va perdiendo efecto paulatinamente. Cuando se convierte en rutina, solo una nueva trasgresión puede revivir la experiencia original”(p.144).

Es como el bolero caribeño: “Yo tengo un pecado nuevo que quiero estrenar contigo”(p.144), ya que, como se lee aquí,“La clave del erotismo quizá era estrenar un pecado nuevo cada cierto tiempo”(p.144). Sin embargo, nosotros siempre discrepamos y protestamos contra aquellos que siempre ligan la sexualidad y el erotismo con el pecado cuando el erotismo, si algo es, y es grande, es un acto pleno de vida, nunca pecaminoso. Fue Reich quien nos enseñó que el origen de las neurosis radica en la imposibilidad de descargar la energía sexual. Es decir, los únicos felices son los que la viven a plenitud con la pareja elegida. De hecho, no hay nada más puro, más luminoso, que el vivir la sexualidad plena. Los que se aman estremecedoramente lo saben.

Nadie ha descrito mejor lo que es la felicidad sexual que el propio Vargas Llosa cuando expresó:

“Porque la felicidad era temporal, individual, excepcionalmente dual, rarísima vez tripartita y nunca colectiva… Ella”  estaba escondida, perla en su concha marina, en ciertos ritos o quehaceres ceremoniosos que ofrecían al humano ráfagas y espejismos de perfección. Había que contentarse con esas migajas para no vivir ansioso y desesperado, manoteando lo imposible”(Elogio de la madrasta,p.47).

LAS CUATRO CARTAS

El cuarteto de misivas nos muestran cual es el efecto de la palabra escrita cuando toca estos asuntos(p.118). Tiene esta mas poder que la voz, especialmente porque aquello que se escribe permanece, las palabras dichas se las lleva el viento. Es desde el lenguaje consignado sobre la hoja”  que se vertebra la literatura erótica.

De allí la observación de Nuria: “¿puede la sola lectura de un texto provocar un orgasmo en una mujer sin que medie otro tipo de estímulo táctil?. Entre los hombres es imposible que suceda algo así en estado de vigilia, aunque acaece en el sueño. No es frecuente, dijo Nuria, pero yo comencé a sentirlo cuando leía tu carta”(p.119). Es una mujer la que habla. No olvidemos que el sentido de lo femenino, lo que una mujer siente y expresa con su cuerpo recubre las páginas de esta novela.

Parte sustancial del Manual de Erotismo que leemos son las epístolas que el italiano envía, cada noche, después de haber hecho el amor, a la habanera. Todo lo que tiene que ver con el erotismo, en todos sus registros, está en ellas.

Aquellos bellos e insinuantes escritos, habían surgido en aquella “escasa semana de placer y sensaciones nuevas que jamás volvería a experimentar[Nuria]. Un paréntesis de felicidad que no había ido a buscar, pero que había surgido espontánea y limpiamente cuando menos lo esperaba”(p.197). Todas constituyen la más alta exposición de las vivencias, placeres del erotismo con las cuales cuentan las letras hispanoamerianas, unas letras que son ricas en la expresión del amor pero cautas en la revelación en los placeres directos de la alcoba. Recuérdese siempre que el erotismo surgió cuando se construyó en la antiguedad la primera casa, en la cual, aislados de todo, dos amantes se encontraron para amarse. Es allí donde se hacen presentes todos los sentidos, en su sesgo erótico: el olfato, porque el olor de nuestra amada forma parte de la conjunción de los cuerpos; el oído, porque es imposible yacer juntos sin hablar y sin escuchar; la vista, pues todo encuentro es la parabóla de la vista y del mirar a quien amamos; el tacto, porque no se puede hacer el amor sin acariciar el cuerpo de nuestra amada.

Sobre que el erotismo surgió en la primera casa construida escribió Manuel Caballero(1931-2010): “Pero solo después, mucho después, de la aparición de la casa….solo con la aparición de la casa se pudo comenzar a tener la experiencias de que el amor no era solo una cosa de química, de jugos seminales, de instinto bruto, sino que la participación del cerebro era fundamental, no sólo para comandar reacciones primarias, sino para la elaboración de toda poética vital del acto amoroso. Es en la casa donde nace entonces la poesía amatoria; es en la casa donde nace el erotismo. Visto todo lo cual, acaso no sea muy exagerado decir que solo con la aparición, con la construcción de la casa, aparece el amor”(El desorden de los refugiados. Caracas: Alfadil, 2004,p.238-239).

De las misivas le dice Nuria: “Me gusta que me escribas esas cartas, y amo leerlas. Es un homenaje que ningún hombre me había hecho nunca”(p.150). Son, desde luego, expresión de las fantasías eróticas, las que siempre constituyen la esencia de la literatura erótica, ya que el escritor que recrea la sexualidad lo que hace es exponer lo que siente e imagina, de hecho las letras eróticas lo que nos ofrecen es lo textual, producto de lo imaginado, de lo escrito, palabras que cuentan hechos de la imaginación, como nos los hizo ver Severo Sarduy(1937-1993) en su estudio sobre el magnifico señor de Sade(1740-1814), en su Escrito sobre un cuerpo. (Buenos Aires: Sudamericana,1969. 108 p.).

Las misivas de Martinelli “Son cartas íntimas, a nadie le interesan…Todos los seres humanos tienen una faceta de fantasía erótica”(p.150): eso son las letras que recrean el erotismo.

El erotismo lleva a los amantes al entrelace de los cuerpos, de las pieles, a vivir el ”kinky”(p.135), es decir, a estar ensortijados, trenzados o empuentados, como escuchamos decir una vez. Empuentados están los amantes sobre el lecho.

Son bellas, únicas, preciosos momentos literarios estas cuatro cartas. Pero fue la represión sexual cubana la que impidió a Nuria llevarse aquellas bellísimas misivas a su país y guardarlas para siempre. Debió aprenderselas de memoria, “Las repasaré mentalmente, te imaginaré mientras las escribías y recordaré el efecto que me produjeron, segura de que volverán a desencadenar el deseo”(p.179), le dice ella a su amante.

SEGUIMOS CON LAS MISIVAS

En esencia lo más singular del volumen que glosamos son estas cuatro misivas, en ellas todo lo que tiene que ver con erotismo aparece. Constituyen la expresión del espacio libre donde transcurre el erotismo.

En la primera su autor, se centra en los rituales de la sexualidad. Le dice a su amante: “No era una buena idea, Sherezada, darte mi semén. La primera entrega de unos amantes que desean, realmente, descubrir el placer sexual y grabarlo para siempre en el recuerdo, no puede centrarse en la eyaculación rápida del varón…Mi proyecto contigo era otro, más lento y demorado, y se basaba en los mecanismos de las tres memorias que el cerebro nos depara…1) Tras una conversación relajante…una experiencia sexual en la que intervinieran sus dedos…El ejercicio consistía en que ellos intentaran reconstituir mentalmente las sensaciones táctiles…como cuando se masturban o masturbaban al compañero o compañera en la cama, o cuando se acariciaban la piel propia o del otro; 2) Después…que se olvidaran de los dedos y focalizaran la memoria en su lengua: que…describieran cuando entraban en la boca de la persona amada, cuando la recorrían, cuando lamían su sexo o sus pezones; 3) Por último…aguzar la memoria y recordar un olor íntimo de la persona amada”(p.110-111).

Parte, más que interesante de la segunda carta, son las noticias que trae sobre una de los grandes obras de la pintura erótica, especialmente sobre Gustave Courbet(1819-1877) y su célebre pintura, realizada en 1866, El origen del mundo. Aquí está la historia de este singular cuadro. El origen del mundo explica, en su hondo erotismo, que es del pubis femenino de donde proviene la humanidad.

La tercera se refiere a lo que es el deseo, la “zona opaca de la conciencia”(p.162). Y las expresiones del erotismo hasta llegar al clitoris, al Punto G. “Es posible, incluso, amar tu clitoris. Yo lo amo…porque sé que gobierna tu placer”(p.170).

La cuarta es la meditación sobre las secresiones, la humendad de la amante, el sexo oral, “me vuelven loco tu olor y tu sabor”(p.188), el beso de la apertura de la vagina.

Todas las páginas de La mujer del coronel, situadas siempre dentro de la fantasías que produce el erotismo, nos muestran como “La transgresión…es siempre una fuente de placer. También quería que experimentaras la otra cara de la literatura erótica. No sólo exita leer las historias de sexo. A veces concebirlas y contarlas es aun más estimulante”(p.191).

Leave a Reply