06 January 2013 ~ 10 Comentarios

Chávez, los Castro, y la inútil selección del heredero

por Carlos Alberto Montaner

Chavez

(FIRMASPRESS) Hugo Chávez y los hermanos Castro sabían que las posibilidades de supervivencia del venezolano eran casi nulas y comenzaron a preparar el postchavismo desde el verano del 2011. Tratarían, claro, de curar al locuaz teniente coronel, pero desde que los médicos advirtieron la clase de cáncer que padecía –un agresivo y raro rabdomiosarcoma, la gravedad y extensión de la metástasis, y lo tarde que había llegado al quirófano, nadie se hacía ilusiones.

Salvo que ocurriera un milagro, Chávez estaba condenado a morir a corto plazo. Por eso ocultaron la información médica y manejaron la crisis con total secretismo. No se trataba de un capricho. Era una forma desesperada e incómoda de control político. Resultaba vital mantener la ilusión de que Chávez se salvaría para que no se desataran las ambiciones dentro de la inquieta tribu de los presuntos herederos.

Para los cubanos, era esencial dormir a todos los venezolanos, pero muy especialmente a los chavistas, con el objeto de poder controlar y manejar la transmisión de la autoridad en Caracas, de manera que no se les escapara el enorme subsidio venezolano, calculado en diez mil millones de dólares anuales por el Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. El argumento invocado, naturalmente, no sería ése, sino “la necesidad de salvar la revolución bolivariana”.

En agosto del 2012, los Castro, y los médicos dedicados a atender a tan delicado paciente, convinieron en que el desenlace podría precipitarse y no había garantía alguna de que Chávez pudiera llegar en forma física y mental razonable a las elecciones presidenciales de diciembre (lo que resultó exacto), así que adelantaron los comicios al 7 de octubre. Esos dos meses eran cruciales.

En ese momento ya los Castro tenían muy claro que el mejor sustituto de Chávez, desde la perspectiva de los intereses cubanos, era Nicolás Maduro. Era un hombre razonablemente inteligente, o al menos palabrero y memorioso, capaz de armar vistosos sofismas históricos, como les gustan tanto a Fidel como a Hugo. Era dócil, obediente, y se subordinaba, como Chávez, a la supremacía moral e ideológica del castrismo. Parecía ser un discípulo atento y disciplinado.

Además, como suele ocurrir muchas veces en el mundillo político, para los Castro, una de sus ventajas comparativas era la indefensión. Nicolás Maduro no fue parte del intento de golpe de 1992. No tenía raíces en el ejército. No controlaba al Partido Socialista Unido de Venezuela, y ya ni siquiera era miembro de la Asamblea Nacional. En realidad, su único asidero en el poder era el respaldo de un Chávez agonizante y el apoyo de los cubanos.

Los Castro, que tienen instinto para la maniobra y una capacidad asombrosa para desplumar a sus aliados, pensaron que, de la misma manera que Hugo Chávez encontró en Cuba una fuente esencial de sustento estratégico, iniciativas internacionales e información sobre amigos y enemigos, Nicolás Maduro, dada su debilidad dentro de los grupos de poder venezolanos, repetiría el mismo esquema de dependencia emocional y política.

Por supuesto, dentro de la sociedad venezolana, incluso dentro del chavismo, hay muchas personas, y algunas de ellas con mando, que no ven con buenos ojos la arrogante injerencia cubana en los asuntos del país. Les resulta inconcebible que una pobre y atrasada isla del Caribe, seis veces más pequeña, con menos de la mitad de la población, pésimamente administrada por una dinastía familiar-militar desde hace 54 años, que trata de cambiar su modelo económico porque sabe que es un desastre, a la que hay que subsidiar copiosamente para que no colapse, gobierne a los venezolanos y elija al heredero de Hugo Chávez. Jamás se había visto un despropósito semejante.

Pronto los Castro van a comprobar cuán difícil es controlar el destino de otra nación, a menos de que la ocupen militarmente, algo absolutamente impensable. Será entonces cuando entenderán el significado profundo de la desconsolada frase pronunciada por Bolívar: “he arado en el mar”. Lo probable es que, tras el entierro de Chávez, pese a todos los desvelos para controlar al sucesor, ocurra lo mismo con el subsidio venezolano. No tardará en ser un recuerdo.

10 Responses to “Chávez, los Castro, y la inútil selección del heredero”

  1. silvia chávez 6 January 2013 at 3:18 am Permalink

    Creo que en Venezuela el poder lo tiene el ejército. El futuro mandatario va a ser un hombre fuerte dentro de la milicia. El pueblo chavista no opina y a la oposición la tienen acorralada.

  2. wilfredo 6 January 2013 at 3:37 am Permalink

    Una realidad bastante clara, que aun hay quienes se resisten entender, y el modelo, debe ser hecho por los venezolanos y para nosotros, no se debe seguir pensando en formas o esquemas de otras latitudes , o forma mesianica la cual resolvera nuestra realidad, es aqui donde se vivve y es aqui donde se resuelve. Gracias.

  3. Gen. Juan Pablo Reyes 6 January 2013 at 3:42 am Permalink

    Las maniobras de los CAstros han demostrado que todavia funcionan. “La egregora de las fuerzas ocultas no deben ser subestimada”. Para que no digan que NO AVISÉ de las flores”

  4. antonio 6 January 2013 at 4:33 pm Permalink

    LAMENTABLEMENTE LOS CHAVISTAS EN SU GRAN MAYORIA NO SON DE PENSAMIENTOS NACIONALISTAS, TIENEN SED DE VENGANZA CONTRA LA TRADICIONAL DEMOCRACIA, TAMBIEN CORRUPTA, Y ESPERAN QUE JAMAS NINGUN OTRO TIPO DE GOBIERNO QUE NO SEA EL DE ELLOS TENGA LA OPORTUNIDAD DE TRIUNFO, ASI QUE HARAN TODO LO POSIBLE INCLUSO LA DE LAS ARMAS POR NO CEDER EN NINGUN CASO EL PODER, ASI LO VEMOS EN LA ALTA CORRUPCION EXISTENTE ACTUAL. NUESTRA SALIDA NUNCA LLEGARA A SER DEMOCRATICAMENTE A TRAVES DE ELCCIONES POPULARES, Y ES DE LAMENTAR….

  5. Sandra Castro 6 January 2013 at 5:13 pm Permalink

    Estimado sr. Montaner,ya existe la ocupación militar cubana en Vzla. Acentuada a partir enero 2012, miles de militares llegaron a Vzla.Además del general Ramiro Valdes quién hace años llegó al país,el 2012 llegaron y ocupan posiciones de mando,entre otros: el general Alejandro Ronda Marreo y general Leonardo Andollo V.( via internet busque el informe,título:Estructura Organizativa y de Comando del Ejército de Ocupación en Vzla)….Y la oposición venezolana?..Bién,gracias.

  6. eleonora 6 January 2013 at 6:54 pm Permalink

    Dios te oiga y asi sea y Venezuela comience a caminar por si misma y unida

  7. leonardo urbina vargas 7 January 2013 at 2:21 am Permalink

    si esto es lo que tiene chavez –un agresivo y raro rabdomiosarcoma–, la gravedad y extensión de la metástasis, y lo tarde que había llegado al quirófano…
    Porque andan los escualidos tratando de saber que enfermedad tiene chavez.

  8. La Molécula 7 January 2013 at 4:19 am Permalink

    Muy interesantes los fundamentos que plantea Carlos Alberto Montaner en este artículo. Lúcidos y preclaros, como ya nos tiene acostumbrados. Sin embargo, para mí se cae de “maduro” que muy poco se podrá solucionar en Venezuela con la muerte de Chávez mientras sean los Castro quienes manejen (a su antojo y a su conveniencia) los hilos de la vida política, ideológica y económica de ese país y preparen el camino de la sucesión de su muerto/vivo-presidente.

    A los Castro, efectivamente, lo único que les interesaba era prolongar la existencia de la “imagen” (física, por supuesto, pero sobre todo política) del abanderado del socialismo del Siglo XXI a como diera lugar. Y nada más.

    Los Castros nunca han sentido compasión ni amistad por ningún ser humano, y mucho menos, muchísimo menos sienten ni han sentido jamás la más mínima solidaridad por ningún pueblo en particular.

    Únicamente a un ambicioso y tozudo demente como Fidel Castro se le habría ocurrido animar a un ególatra y mediocre como Chávez a postularse para unas elecciones a sabiendas de su enfermedad terminal. Pero, bueno, ya sabemos que a ninguno de los dos, ni a Chávez ni a Fidel Castro, les importaba el daño que le ocasionarían al pueblo venezolano colocándolo en semejante incertidumbre política e institucional como esta por la que atraviesa ahora.

    Lo importante para Fidel Castro era ganar tiempo en ese inmenso tablero de ajedrez donde el único rey sigue siendo él y todas las piezas restantes son meros peones que salen y entran del tablero en dependencia del “enroque” que se le ocurra hacer con (y desde) su “torre” en el Caribe con tal de evadir un inminente Jaque Mate.

    En estos precisos momentos lo único que le interesa a Fidel Castro es garantizar que mientras el peón de Chávez se ponga cada vez Má(s)duro, el peón de Maduro se vuelva cada vez más Chávez. Saca a uno y pone al otro, le da igual, su modus operandi seguirá siendo el mismo: engendrar “cuadros” bien “cuadrados” para sembrarlos en el poder de países cuyos pueblos sean susceptibles a ser engañados con risibles y falsas dádivas, desviándoles así del propósito fundamental en la vida de todo ser humano: el camino hacia la felicidad con el esfuerzo individual y su amor inquebrantable por la libertad. En fin.

    Tampoco hay que perder de vista que todo este pan y circo que se ha armado con lo de la sucesión de Chávez les está sirviendo a los Castro (con seguridad así planeado) para desviar la atención de la opinión internacional de lo que hoy por hoy es el plato fuerte en el tablero castrista: hacerse con el control de las FARC (como pienso que ya lo han hecho) y lograr insertar a la narcoguerrilla colombiana en los “noveles” (y muy turbios) proyectos “democráticos” de los que maquiavélicamente la ultraizquierda latinoamericana se ha servido para penetrar y enquistarse en la mayoría de los parlamentos de la región. Me resulta entonces de vital importancia no perder de vista un tema como éste, habida cuenta que es bien conocido el vínculo que gran parte de las fuerzas armadas venezolanas mantienen con las FARC, y sobre todo el enorme poder económico (dado el control del petróleo y del narcotráfico) que ambas fuerzas tienen en Latinoamérica.

    Respetando los fundamentos y criterios de Carlos Alberto Montaner, a mi modo de ver los pronósticos sobre el futuro institucional y político de Venezuela son bastante inciertos. Me temo que, como lamentablemente ha sucedido con nuestro pueblo cubano, costará mucho revertir el daño que (ideológica, moral y políticamente hablando) los Castro y sus peones chavistas han ocasionado al pueblo venezolano y a gran parte de Latinoamérica. Se me plantea bastante brava la situación del Bravo a la Patagonia. Y muy triste, sobre todo.

  9. Nelson Estevez 8 January 2013 at 4:37 am Permalink

    Pobres pueblos nuestros. Todavía vivimos en la época de los caudillos en muchas partes de latinoamerica. Es triste pensar que por la ferrea voluntad de unos pocos en nuestra isla van a morir muchos ancianos y jóvenes enfermos, va a aumentar la delincuencia en su manifestaciones de robos y asaltos a residencias. Porque en Cuba no hay producción material sostenible y sin ese sucidio no hay comida, ni luz, ni transporte ni nada.
    Yo era miembro de una institución civil cuando cayó la Unión Soviética y casi todos los ancianos murieron sin conocer el poder de Chávez. Me da tristeza la dura realidad por la que necesariamente tenemos que volver a pasar para seguir en la misma.
    Yo estoy del lado acá del charco pero allá tengo a mis familiares cercanos y ya viví una vez el “dessucidio”

  10. beatriz 9 January 2013 at 4:25 am Permalink

    ES AHORA O NUNCA VENEZOLANOS……..PONGANSE PILAS, BOTEN A ESOS LADRONES Y ASUMAN LO QUE ES DE UDS……….SUERTE


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