30 October 2021 ~ 7 Comentarios

Cuba, el fin de la fiesta

Por Carlos Alberto Montaner

La marcha cubana del 15 de noviembre ha sido convocada por Archipiélago. Esa agrupación no es un partido político y no pretende sustituir a los comunistas en la dirección del país. Toma su nombre de la diversidad. No es cierto que Cuba sólo sea una Isla. Es una isla grande –mayor que Holanda y Bélgica combinadas- y son muchos islotes habitables, a los que se agregan Isla de Pinos y la abundante cayería.

Tampoco sus integrantes están al servicio de los “americanos” o, concretamente, de la CIA. Esa es la clásica infamia con la que el régimen pretende descalificar a los que se oponen a su forzada unanimidad. Los numerosos miembros y simpatizantes de Archipiélago lo que desean es manifestarse y decir sus verdades amparados en la Constitución.

La Constitución garantiza la libertad de pensamiento, pero, simultáneamente, condiciona lo que se lo que se dice a los fines socialistas diseñados por el orden institucional del propio texto. Es deliberadamente ambiguo, dado que el modelo es la Constitución de Stalin de 1936 y sus derivados. Por una punta establece los derechos fundamentales. Por la otra, los suprime.

En el caso cubano, cuando Oswaldo Payá Sardiñas, a nombre del ‘Movimiento Cristiano de Liberación’, presentó las más de diez mil firmas (más de 14,000) que se requerían para someter a referéndum una enmienda constitucional que autorizaría el multipartidismo, el Parlamento cubano (la ‘Asamblea Nacional del Poder Popular’) no se dignó a responderle.

En el 2012, sencillamente, lo asesinaron junto a Harold Cepero. Molestaban demasiado. Lo cuenta Human Rights Watch: tras un confuso incidente, en el que sólo murieron los cubanos, pese a que ambos habían salido por sus propios pies del auto. Esto lo  dijo Ángel Carromero, un joven español que conducía el coche el día del crimen.

Previamente, la Constitución, los fines comunistas de la sociedad cubana y el rol del Partido, habían sido “blindados”, de manera que resultara muy improbable modificar el curso de los acontecimientos cubanos.  No obstante, es prácticamente imposible impedir esos cambios hacia la apertura. ¿Cuándo sucederán? Una vez que existe una masa crítica que los demande o, en su defecto, cuando existe la voluntad política de efectuarlos por cierta gente con poder efectivo.

En Cuba concurren ambas fuerzas. El 11 de julio pasado se hizo patente que los jóvenes desean ampliar los márgenes de participación de la sociedad, pero, al mismo tiempo, son millares los cuadros del propio Partido Comunista que se autodenominan “reformistas”, y están deseosos de iniciar un cambio sustantivo que les permita abandonar para siempre las supersticiones colectivistas y autoritarias. Son 62 años de fracasos continuados.

En ese sentido los casos de Leo Brouwer, de Pablo Milanés, y de Silvio Rodríguez, con ser diferentes, son muy significativos. Repitieron el “hasta aquí hemos llegado” de José Saramago cuando en La Habana fusilaron a tres jóvenes negros el 11 de abril de 2003. Brouwer se distanció tajantemente del régimen cubano por la represión ejercida contra la sociedad civil el 11 de julio de este año. Golpearon y encarcelaron a centenares de personas pacíficas, lo que a este sobrino-nieto de Ernesto Lecuona, gran guitarrista y gran compositor,  le resultaba intolerable.

Pablo Milanés vive en España desde 1992, de manera que no es de extrañar su franca ruptura con el régimen, expresada en circunstancias anteriores y ahora reiterada. Más significativa fue la posición adoptada por Silvio Rodríguez. Se reunió más de una hora con el joven dramaturgo Yunior García Aguilera tras su arbitraria detención, animador de Archipiélago, y con su mujer, Dayana, realizadora de cine. De esa reunión salió una petición formal del cantautor a la dictadura para que pusiera en libertad a los cientos de detenidos que no hubieran ejercido la violencia.

Dijo Silvio Rodríguez en Facebook: “El encuentro con Yunior y Dayana fue bueno, no exagero si digo que fraterno; hubo diálogo, intercambio, nos escuchamos con atención y respeto. Para mí lo más doloroso fue escuchar que ellos, como generación, no se sentían ya parte del proceso cubano sino otra cosa. Me explicaron sus argumentos, sus frustraciones. Traté de hacerles comprender que a mis años también todo resultaba mucho más lento de lo que esperábamos que fuera”.

Silvio Rodríguez le ha dado una lección a Miguel Díaz-Canel sobre cómo tratar a la oposición. Pero ha recibido otra lección bastante obvia: ha escuchado que Yunior y Dayana “no se sienten parte del proceso cubano”. Es tan antiguo el cuento de la Sierra Maestra que no es posible, para los muchachos jóvenes, vincularse emocionalmente a esas historietas. Silvio nació en los años cuarenta. Yunior en los ochenta. Si Silvio fuera tan racional como aparenta le diría a Díaz-Canel que se preparara para el fin de la fiesta. Está al doblar de la esquina.

7 Responses to “Cuba, el fin de la fiesta”

  1. Agsotolongo 30 October 2021 at 5:06 pm Permalink

    Ojalá

  2. Heriberto M. Ortiz 30 October 2021 at 6:59 pm Permalink

    Muy bueno y muy real.

  3. Efrain Montero 31 October 2021 at 5:05 am Permalink

    ¿El fin de fiesta de la harapienta monarquía comunista de la familia Castro “al doblar de la esquina”? Nada me gustaría más que ocurriese mañana, don Carlos Alberto.
    ¿Hay que esperar que Raúl pase a inquilino del Cementerio de Santa Ifigenia, Santiago de Cuba?
    No podemos imaginar la caída de régimen de los Castro como la transición a la democracia de España de los 70. Si ocurre en los próximos días o años, más bien, podrá ser como la de la DDR, la “República Democrática Alemana”: súbita, incontenible, que sorprende a todos, empezando por los alemanes orientales. Desafortunadamente para Cuba, no existe una República Federal de Alemania que se haga cargo del desastre.

  4. Orl 31 October 2021 at 8:03 am Permalink

    ¡Que mosca les habra picado de para ayudar a toda carrera a esa pobrisima gente de barrios marginales como la Timba y el Fanguito!

  5. Anna G 31 October 2021 at 4:04 pm Permalink

    Lo creeré cuando lo vea.

  6. Juan Pueblo 1 November 2021 at 12:24 pm Permalink

    Estamos cada vez más cerca de un cambio real, es inevitable porque existen los nuevos hombres y mujeres que no quieren vivir como sus padres, el gobierno no ofrece nada nuevo, eso es un estado de explosión social inminente con consecuencias impredecibles.

  7. Bernardo 6 November 2021 at 9:44 pm Permalink

    Nadie sabe quienes son esos “millares de reformistas” que Montaner afirma existen dentro del partido comunista de Cuba. En ningún momento han dado señales de vida. Son como seres mitológicos, algo así como unicornios o sirenas del mar. En todo caso esperar que estos “reformistas” (si en realidad existen) algún día tomen las riendas del poder es, como dicen los Americanos, “wishful thinking”. De todos modos la semana siguiente al levantamiento popular del 11 de Julio la criminal jerarquía narcomarxista ordenó sacar de sus camas a 6 generales cubanos que sospechaban simpatizaban con el movimiento Patria y Vida, llevarles a un lugar secreto y matarles con un revolucionario balazo en la nuca. De esta manera enviaron un claro mensaje a cualquier potencial “reformista” que ni piensen por un instante proponer ni la más moderada reforma al anquilosado sistema de rígida y absoluta ortodoxia marxista.
    El mundo entero estará observando lo que suceda en Cuba el 15 de Noviembre, pero fue un enorme error de los demócratas de Archipiélago comunicar al régimen narcocastrista la fecha del nuevo levantamiento popular. Es como si los aliados les hubieran les hubieran dicho a los Nazis la fecha y hora exactas del desembarco en Normandía.


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