09 April 2022 ~ 0 Comentarios

HAY QUE IMITAR A PUTIN

Por Humberto Belli Pereira

La propuesta suena escandalosa: ¿cómo imitar a un genocida cruel? Pero deja de serlo si consideramos que son muchos los malvados de la historia que han mostrado características dignas de imitación. Hitler, por ejemplo, tenía una gran valentía, Stalin una voluntad de hierro, Castro un gran carisma, Al Capone una gran astucia. El problema es que pusieron sus cualidades al servicio del mal.  Santiago Anitua, un jesuita español, decía que una persona mala inteligente es mucho más más peligrosa que una mala tonta.

La maldad de Putín está auxiliada por una cualidad que debería imitar el mundo libre: determinación y audacia. Es el macho alfa que no vacila en pasar a la ofensiva y lanzar duros zarpazos. Mucho ganarían los demócratas del mundo si tuviesen una determinación similar al servicio de sus ideales. Pues, aunque son ricos en tolerancia, respeto y prudencia, lo son también en timidez, indecisión y falta de garra. Putín metió en Ucrania tanques y aviones sin que le temblara el pulso, pero Occidente vacila en hacerlo por temor a que Putin los considere beligerantes.

Ser prudente y comedido puede ser una virtud. Lo es, definitivamente, en un mundo donde imperan las reglas y se respetan los derechos, como suele ser el caso de las democracias, pero puede ser un hándicap en el mundo real. Allí, como lo demuestra la historia, impera algo parecido a ley de la selva, pues siempre obran autocracias inescrupulosas, dispuestas a prevalecer por la fuerza. Contra ellas no funcionan el mero diálogo y las concesiones. Pueden ceder, es cierto, pueden negociar, pero sólo cuando se les muestra un colmillo grande y presto a morder. Quien no lo hace se arriesga a que la fiera se vuelva más agresiva, porque, como se ha dicho muchas veces, el tiburón se vuele más peligroso cuando olfatea sangre; igual el agresor cuando olfatea debilidad o miedo. El ejemplo clásico contemporáneo es el de Chamberlain. Ser razonable y obsequioso con Hitler hizo a este más agresivo.

Los romanos tenían mucha razón cuando decían “si quieres la paz prepara la guerra”. Si las democracias quieren prevalecer contra el asalto de los bárbaros tiene que aumentar su arsenal, no sólo de armas sino de valentía; deben ser capaces de asumir riesgos y, sobre todo, de pasar a la ofensiva. El síndrome defensivo, limitarse únicamente a evitar la agresión, puede llegar a ser fatal para el mundo libre. Una demostración de lo arraigado que está en nuestra cultura es la interpretación que muchos cristianos dan al pasaje de Jesús cuando afirmó, en referencia a la iglesia, que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. La mayoría lo lee en declinación defensiva; como promesa de que la iglesia nunca podrá ser derrotada por los embates de satanás. Pero el sentido literal de la frase es lo contrario: en la antigüedad las fortalezas perdían las batallas cuando sus puertas colapsaban. Que las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia quiere decir que estas no resistirán el ataque de ella; es una metáfora ofensiva.

Pasar a la ofensiva sin sacrificar la ética es lo que debe hacer el mundo libre. La guerra en Ucrania es una excelente oportunidad para lograrlo. Una derrota de Rusia abriría las puertas para saltar a una estrategia dedicada a socavar y sustituir a las autocracias salvajes. No hay que olvidar que estas no vacilan en interferir, subvertir o atacar las democracias. Los comunistas hablaban del “internacionalismo proletario” como el deber de apoyar a sus amigos ideológicos en sus luchas por conquistar sus respectivas sociedades. Lo siguen haciendo las autocracias neocomunistas, cual es el caso del Foro de Sao Pablo, creado por el chavismo para subvertir Latinoamérica —hoy con el beneplácito y apoyo de Rusia.

Hubo tiempos en que los demócratas de la región eran más proactivos y valientes, como cuando crearon la Legión del Caribe en los años cincuenta para combatir militarmente las dictaduras. Es tiempo que las democracias del mundo, inspiradas en el ejemplo de los patriotas de Ucrania, recuperen el mismo espíritu y determinación. Si así lo hacen, las puertas de las tiranías no prevalecerán contra ellas.

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