Mandy o por qué el comunismo no funciona
por Carlos Alberto Montaner
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“Mandy es un genio”, fue lo primero que escuché sobre Armando Rodríguez. “Un genio en qué”, pregunté. “En física, en ingeniería, en casi todo”, me respondieron. Luego escuché varias veces el mismo juicio crítico sobre la inteligencia de este hombre cuyo libro, Los robots de Fidel Castro, publicado por e-riginal, hoy presentamos. Quienes lo conocen suelen compartir ese criterio.
Mala cosa para Mandy. Parodiando el título de la película de los hermanos Coen, Cuba no es un país para genios. A los genios los marginan en Cuba.
En Cuba sólo hay espacio para un solo genio y ya sabemos todos de quién se trata.
Más todavía: las frustraciones de Mandy en Cuba y las persecuciones que él y muchos de sus amigos y colaboradores acabaron padeciendo, explica parcialmente por qué el comunismo ha fracasado cada vez que sus seguidores han conseguido erigir sociedades basadas en el sistema de organización social propugnado por los marxistas-leninistas.
Acerquémonos a este fenómeno.
Los genios son anomalías que surgen en el seno de las sociedades. Donde casi todos tenemos un cociente de inteligencia en torno a 100, hay algunas personas que exceden los150 y hasta los 200 puntos.
A veces las anomalías no se miden por esa escala numérica, pero no hay duda de que estamos ante genios. Mozart o Capablanca, por ejemplo, eran genios. Uno en la música y el otro en el ajedrez, pero eran genios indiscutibles.
De alguna manera, los genios le sirven a la sociedad para cambiar su contorno como las mutaciones les sirven a los seres vivos para evolucionar. De pronto una azarosa combinación de los cromosomas genera individuos que poseen una particularidad que les da una ventaja comparativa que acaba por propagarse al resto de la especie.
La sociedad se sirve de los genios para cambiar la realidad. Pongamos un clarísimo ejemplo contemporáneo: Edison fue un genio que perfeccionó el bombillo y su talento cambió nuestras vidas. Lo mismo puede decirse de Alexander Graham Bell, de Carlos Finlay o de Jonas Salk.
Naturalmente, estos grandes inventores e investigadores científicos no son los únicos factores mutantes de la sociedad. Son los más descollantes, pero numéricamente son sólo un escaso grupo.
Nadie está totalmente seguro de cómo se produjo exactamente el desarrollo de los microondas y los fax o de la relación que tienen las ideas y los artilugios de Pascal en el siglo XVII con la creación de las computadoras en el XX.
Son saltos mutantes leves y continuos que acaban por desembocar en ideas y artefactos que cambian nuestras vidas, pero generalmente sólo son posibles por la acumulación de conocimientos en sociedades capaces de mantener vivas y coleando la memoria colectiva y la colaboración entre generaciones sucesivas.
Es verdad que la radiografía tomada por Wilhem Röntgen a la mano de su mujer en 1896 cambió nuestras vidas y nos permitió penetrar en el cuerpo sin perforar la piel por medio de los rayos equis, pero para llegar a ese punto fueron necesarios el previo estudio de los gases, la electricidad, la fotografía, las ondas radiales y otra media docena de saberes conexos.
Es decir, la obra de los grandes genios descansa sobre los hombros de cientos, de miles de personas creativas que le precedieron e hicieron posibles sus hallazgos o invenciones.
Magnífico, ¿pero qué hace que una sociedad descuelle y se convierta en próspera y en ella abunden los avances científicos y crezcan las clases medias, como sucede en Estados Unidos, Japón, Europa y, en suma, en las treinta naciones más avanzadas del mundo?
En esas naciones ocurre el siguiente fenómeno: el hallazgo, la invención o la perfección de alguna investigación científica se convierte en una empresa comercial que genera beneficios, crece, da empleos, reinvierte, etcétera, etcétera.
Si la ciencia y la técnica no pasan del laboratorio a la empresa, a una empresa que genere utilidades, no hay beneficio material colectivo.
Si la empresa genera pérdidas constantemente, acabará siendo perjudicial porque destruye capital y empobrece al conjunto de la sociedad.
Edison no se conformó con inventar la bombilla. Tuvo el impulso para crear una compañía que electrificara a New York, instalara el sistema y ganara dinero. Convirtió su idea en una actividad lucrativa para sí mismo y para todos los que utilizaban el servicio.
A veces el genio radica en la mediación. Bill Gates, que algo sabía de computación, a principios de la década de los ochenta del siglo pasado le compró a una pequeña empresa los derechos del sistema operativo DOS y pactó con IBM el uso del programa.
Por medio de Microsoft, Gates convirtió ese desarrollo científico en una de las empresas más exitosas de la historia, generando riqueza para sí mismo y para millones de personas vinculadas directa o indirectamente a la posesión o al uso de esta invención.
Reitero el núcleo central de esta observación elemental: es en la empresa comercial donde la sabiduría se difunde y beneficia al conjunto de la población.
Pero ese fenómeno sólo se produce cuando alguien especialmente sagaz descubre una necesidad en el mercado y se lanza a explorarla.
Para que eso sea posible, por supuesto, es necesario que existan instituciones de derecho que protejan la actividad, sectores financieros capaces de respaldar la operación, aparatos de distribución y mercadeo, infraestructura de comunicaciones y el resto de los elementos que se requieren para que una buena idea parida por cuatro muchachos en un garaje revolucione y beneficie al mundo.
Es casi una tautología: todo eso se da en las economías libres porque miles de personas pueden tomar decisiones libremente.
Nada de eso es posible, naturalmente, en el comunismo. Ya veremos por qué.
Movámonos antes a otro aspecto de este importante asunto.
Como sabemos, el llamado Ãndice de Pareto, el que señalaba que el 80% de los ingresos de una empresa comercial solían ser generados por el 20% de los clientes, ha sido elevado a regla general en todos los órdenes de la vida.
Hoy, apropiándonos de la observación del italiano Vilfredo Pareto, solemos decir, de una manera imprecisa, que en toda actividad humana el 20% lleva las riendas, tiene las mejores ideas y se constituye en el motor, en el impulso fundamental de lo que se quiere conseguir.
Es el 20% activo. Las personas que lo integran forman parte de esa fecunda minoría por razones inexplicables vinculadas a la psicología, a la personalidad y a la formación intelectual. El 80% tiene una actitud pasiva, como de masa moldeada y guiada por el otro 20%, más o menos por las mismas insondables razones.
Unos, los menos, guían. Los otros se dejan guiar.
Bien, ¿qué hace que ciertas sociedades estén a la cabeza del planeta? Evidentemente, las sociedades que más avanzan y prosperan son aquellas en las que ese 20% de individuos especialmente dotados por la naturaleza tienen más libertades para investigar y para descubrir y explotar oportunidades de obtener fama, prestigio y beneficios materiales.
¿Por qué las sociedades organizadas en torno a los dogmas comunistas no funcionan adecuadamente?¿Por qué los alemanes del Este eran mucho más pobres que los del Oeste o los coreanos del Norte que los del Sur? ¿Por qué Cuba es un creciente desastre material y, por qué no, espiritual?
Porque la dirección del país y el aparato productivo de estas sociedades comunistas están a merced de las decisiones de unas cuantas personas reclutadas por sus arbitrarias creencias ideológicas y no por su talento o su creatividad.
Como sabemos, en Cuba es más importante “ser revolucionario” que ser inteligente y laborioso.
Los revolucionarios cubanos, los comunistas, son seres convencidos de que el devenir histórico es el producto de la lucha de clases y, dado que el proletariado es el sector elegido para guiar a la humanidad hacia su felicidad definitiva, sólo debe haber un partido político que concentre toda la autoridad.
Un único partido político, dirigido por una cúpula poderosa presidida por un caudillo que gobierna sin límites legales, que reserva la represión y el maltrato para los enemigos que se opongan a los generosos designios de la revolución comunista.
Un único partido político que sólo crea cauces de participación en los que se premia la obediencia y se aplasta la creatividad.
Un único partido que espera de los militantes que repitan consignas y renuncien a pensar con sus propias cabezas porque esa función les corresponde a los preclaros líderes, siempre agobiados por el peso de sus responsabilidades históricas.
¿Cómo extrañarse de que semejante organización de la sociedad conduzca al empobrecimiento y a la frustración del conjunto del pueblo, pero muy especialmente de ese 20% de ciudadanos inquietos y creativos con que cuentan todas las naciones?
No quiero alargar estas palabras a propósito de Mandy y de su frustrada experiencia en Cuba, pero mientras las escribía, gracias a una infidencia pública del boliviano Evo Morales, descubro que un ciudadano muy creativo que hay en Cuba, Fidel Castro, casi el único al que se le permite crear ilimitadamente, está dedicado a investigar una zona de la economía agraria que, finalmente, convertirá a Cuba en un país rico y bien alimentado.
“¡Dios de mi vida!
El Comandante, en sus horas crepusculares, a punto del ocaso definitivo, ha descubierto la Moringa, una planta maravillosa procedente de la India que tiene las proteínas y los minerales que necesitan todas las criaturas, personas y animales, para ser felices, corpulentas y saludables.
Me temo que es posible que pronto los cubanos estén condenados a comer picadillo de Moringa.
Esa es la desgracia que padecen las sociedades en las que el 20% del censo, el más creativo y entusiasta, el más enérgico, ése al que Mandy y sus amigos pertenecen, es sustituido por un narcisista solitario y medio loco convencido de que debe salvar al mundo.
CAM used esta en ese 20% de nuestra querida Cuba ,A los q se le ha impedido lograr q nuestra islita tenga el lugar q merece, sus brillantes ideas me hacen sentir orguyoso de ser cubano.
Fuimos companeros en la UH, en la Facultad de Fisica. Ambos estudiamos esa carrera. Incluso llegamos a dar docencia juntos: Electrodinamica Clasica. Mandy, un chico muy inteligente, muy inquieto, siempre con ideas muy originales. Tanto en cuestiones de teoria pura como de experimentos y cosas practicas se destacaba mas y mas.Una gran perdida para el pais, como tantos otros profesionales que emigraron por motivos diversos, incluido el acoso, la incompresion y el abuso del poder ejercido sin limites. Esa sociedad esta enferma. Admiro a Montaner como un hombre de gran cultura e inteligencia clara que hace juicios muy preclaros que usualmente comparto. Saludos a Mandy, hace tiempo que no nos comunicamos.
Excelente artículo, como siempre.
En un momento tan cruel de la sociedad de consumo y del libre mercado, sería lícito que nostálgicos de los cinco continentes, incluso intelectuales, auqnue estos con mayor dolo, intentasen encontrar alguna respuesta humanitaria a tanta voracidad, nuevamente en los experimentos de la izquierda real al poder. Por esto es importantísimo dejar claro de todas las maneras posibles que no sólo los experimentos fuweron un rotundo fracaso, sin que desde el concepto es una quimera, que la teoría en este terreno rara vez coincide con la praxis, y que el hombre no puede así como así, sustraerse a su condición d eindividuo durante generaciones, en pos de ningun proyecto social y de masas.
Por otro lado, yo y esto es a título personal y solo una conjetura, la izquierda pierde todo su sustrato real, su alimento, su sentido una vez que abandona la oposición y coquetea y se apoltrona en el poder.
http://martinguevara.over-blog.es/
Carlos Alberto Montaner, ¿ qué opina usted, de la manera en que, en apariencia se están precipitando los acontecimientos de cambio en la Isla. Digo en apariencia ya que como si nada hubiese ocurrido, ahora se legalizan peticiones y añoranzas de siemp`re, pero que le ccostaron muchos años de cárcel , ostracismo, exilio a otros, y a la mayoría que la vida se les escapase en ese suspiro revolucionario de medio siglo de despropósitos?.
Hoy con lo de las ventas de automóviles se me ocurrió esto que pego a continuación.
http://martinguevara.over-blog.es/article-autos-or-sale-corazones-for-free-85396305.html
un saludo cordial.
Cambios en Cuba? la lista de 180 oficios medievales autorizados? Que se le puede comprar el Moscovich viejo a un dirigenton que maneja ahora un Citroen nuevo?
Solabaya! la verdad es que la mano del Castrismo y su adoctrinamiento es larga y peluda y alcanza hasta a los que creen que no creen.
Moringa,JAJAJAJA…hace rato que en cuba se esta comiendo eso,un dia no muy lejano “si dios quiere”la pesadilla cubana tendra que acabar y ese 20% podra ponerce en funcion de hacer florecer nuestra patria…
He disfrutado con la lectura de su artículo, sin embargo no creo que la premisa innovación científica beneficio empresarial sea cierta. De hecho, es algo reciente y la mayoría de los grandes científicos del pasado no se planteaban sus innovaciones como algo mercantil, sino tan solo por el afán de descubrir algo útil, que también es muy humano. Ahí están Newton, o Arquímedes, o Pitágoras, o Euler, o otros cientos que no fundaron empresa alguna. Aún así, estamos de acuerdo, parafraseando a Churchil que el comunismo es el mejor de los sistemas posibles, si se excluyen TODOS los demás, y en todos incluyo hasta las sociedades paleolíticas…
Saludos.
Gran artículo.
Aquí dejo uno similar, sobre el comunismo y el desastre nuclear de Chernobyl.
http://manuelalvarezlopez.blogspot.com/2011/05/chernobyl-25-ano-despues-por-manuel.html
Muy bueno!!!!.
Nadie escuchaba
http://www.youtube.com/watch?v=9Me-5wryFDQ
Los muertos de Castro
http://www.youtube.com/watch?v=33bc86Tuvp4
Las torturas de Castro
http://video.google.com/videoplay?docid=-7621579934904198438
Conducta impropia
http://z11.invisionfree.com/Basta_de_opresion/index.php?showtopic=2278
Guevara , anatomia de un mito
http://video.google.com/videoplay?docid=3564213335176871572
Instituto de la memoria historica cubana contra el totalitarismo
http://www.cubamemorial.net/Documentales.htm
Berna
Muy buenooo!!!!