22 August 2022 ~ 2 Comentarios

Nuestra personalidad autoritaria

Por José Azel

       José Azel

Hannah Arendt se considera una de las pensadoras políticas más importantes del siglo XX, y con frecuencia se cita su libro de 1951, The Origins of Totalitarianism, como uno de los mejores libros de la época. Es memorable la identificación que hace en él de la “personalidad autoritaria”. Otros estudiosos, como la economista del comportamiento, Karen Stenner, han investigado el rasgo de personalidad “predisposición autoritaria”.

La predisposición autoritaria es aquella que favorece la homogeneidad y el orden. Esto contrasta con la preferencia “libertaria”, que favorece la diversidad y la diferencia. En la terminología de Stenner, el autoritarismo no es político. El autoritarismo atrae a las personas que tienen dificultades con la complejidad, y esto no se relaciona con políticas de “izquierda” o “derecha”. El autoritarismo es una estructura mental, no un conjunto de ideas.

Stenner afirma que alrededor de un tercio de la población de cualquier país tiene una predisposición autoritaria. Argumenta que “…para los autoritarios los elementos centrales de la democracia no es que sean anatemas, sino que son insensibles. Desde la perspectiva autoritaria los conceptos desacuerdo, disentimiento, desobediencia, así como la determinación del bien común mediante el debate y la negociación no son comprensibles…”.

La meritocracia fue una de las grandes innovaciones derivadas de la Revolución Francesa. En América del Norte y Europa, la mayoría de las personas creen que la democracia, la meritocracia y la competencia económica son preferibles al poder heredado o decretado. Pero no tanto en América Latina.

En The Federalists, Madison escribió: “El primer objetivo del gobierno es la protección de las facultades diferentes y desiguales para adquirir propiedad”. Pero la democracia y el libre mercado a menudo producen resultados decepcionantes.

Inevitablemente, quienes no avancen en un modelo competitivo cuestionarán la utilidad de la meritocracia y la competencia. El dictado de Madison no encaja bien con la predisposición autoritaria en la cultura latinoamericana.

En su libro, The Twilight of Democracy, Anne Applebaum señala que “…a menudo las personas se sienten atraídas por las ideas autoritarias porque les incomoda la complejidad. Prefieren la unidad a la división. Una súbita aparición de la diversidad —opiniones, experiencias, etc. — los enoja. Buscan soluciones en un nuevo lenguaje político que les haga sentir más seguros y protegidos”.

El gobierno democrático y el libre mercado son las condiciones en las que la estabilidad, libertad e igualdad social han coexistido con mayor frecuencia. Aun así, para las personalidades autoritarias, el éxito político de un proyecto suele considerarse más importante que su éxito práctico. En América Latina se suele invocar el autoritarismo del hombre fuerte como la solución a los problemas del país.

He sostenido anteriormente que los políticos latinoamericanos, y los intelectuales de izquierda en particular, se han convertido en “coleccionistas de heridas” que siempre culpan a Estados Unidos o a las empresas multinacionales de todos los males que aquejan a la región. La predisposición autoritaria es siempre culpar a otros de sus problemas.

En Réquiem por una monja, William Faulkner escribió una exquisita frase que siempre me viene a la mente cuando contemplo un futuro para Cuba o América Latina a la luz del autoritarismo de nuestra historia: “El pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado”.

2 Responses to “Nuestra personalidad autoritaria”

  1. Efraín Montero 29 August 2022 at 6:55 am Permalink

    Las izquierdas siguen cosechando triunfos electorales porque apelan a las bajas paciones del electorado. “Eres pobre porque los ricos se lo robaron”, “con la Izquierda en el poder, el Gobierno ‘redistribuirá’, y la riqueza de los ricos las tendrás en forma de “programas” que llegarán “gratis”. Como los izquierdistas, desde los neomarxistas hasta los “liberal” de Estados Unidos, no pueden exhibir como pruebas de sus políticas sociedades exitosas socialistas, se envuelven en politicismo como la “desigualdad”, medioambientalismo, “critical race theory”, justicia social, etcétera, etcétera. En estos días han sustituido el “economicismo” de Karl Marx por nuevas formas de “politicismo”. Si el determinismo económico era un problema, el abandono del debate sobre cuestiones económicas también lo es.

    • Julian Perez 4 September 2022 at 5:31 pm Permalink

      Yo creo, Efraín, que lo que caracteriza a la nueva izquierda, como no pudo contar mucho con el proletariado, que tenía bastante que perder, aparte de sus cadenas, es que ya no divide a la sociedad en clases según su posición en las relaciones de producción, sino en razas, ¨géneros¨ (si es que aún el término tiene algún significado) o preferencias sexuales. Eso la acerca más al izquierdismo de los nacional-socialistas.


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