Es uno de los periodistas más leídos del mundo hispánico. La revista Poder calculó en seis millones los lectores que semanalmente se asoman a sus columnas y artículos
Exelente.
Creo casi sin temor a equivocarme que el 100% de los dirigentes de un régimen comunista como el cubano, son psicópatas.
Después de años (décadas) de convivir con la mentira permanente, las contradicciones más flagrantes imaginable, la corrupción denigrante, la falsedad que se traduce diariamente en alguien que da alabanzas interesadas (en mis pagos los conocemos como chupaculos y pido disculpas por la expresión) y unos pocos que las reciben a sabiendas que no las merecen más un largo etcétera de vivencias cotidianas llenas de incoherencias y absurdos, el resultado inevitable de esto es la pérdida del sentido de la realidad.
Llega un momento en que dejan de percibir e importarle qué está bien y qué está mal, no logran distinguir que existen diferencias entre lo moral de lo inmoral, lo bueno de lo malo.
Eso es lo que define sin dudas a un psicópata y los dirigentes cubanos (así como también gran parte de los dirigentes de los regímenes llamados populistas) son todos definitivamente psicópatas.
Y con los psicópatas es imposible encarar una negociación seria, el engaño y la mentira inevitablemente va a inmiscuirse porque ya está incorporado en su estructura psíquica (y psiquiátrica).
El problema del comunismo (o como quiera que se llame su residuo post soviético), es el relato; esa posverdad que requiere, para sobrevivir. de un emisor y un receptor.
Los receptores son fanáticos que aceptan a pie juntillas cuanta sarta de mentiras (o posverdades) les digan, las adoptan, las difunden y las amplifican.
Todo eso, porque esos fanáticos trasnochados no han evolucionado; atrasan medio siglo.
La convicción izquierdista es como el acné: esperable y hasta comprensible en la adolescencia, es -sin embargo- signo de enfermedad en la edad adulta…
Exelente.
Creo casi sin temor a equivocarme que el 100% de los dirigentes de un régimen comunista como el cubano, son psicópatas.
Después de años (décadas) de convivir con la mentira permanente, las contradicciones más flagrantes imaginable, la corrupción denigrante, la falsedad que se traduce diariamente en alguien que da alabanzas interesadas (en mis pagos los conocemos como chupaculos y pido disculpas por la expresión) y unos pocos que las reciben a sabiendas que no las merecen más un largo etcétera de vivencias cotidianas llenas de incoherencias y absurdos, el resultado inevitable de esto es la pérdida del sentido de la realidad.
Llega un momento en que dejan de percibir e importarle qué está bien y qué está mal, no logran distinguir que existen diferencias entre lo moral de lo inmoral, lo bueno de lo malo.
Eso es lo que define sin dudas a un psicópata y los dirigentes cubanos (así como también gran parte de los dirigentes de los regímenes llamados populistas) son todos definitivamente psicópatas.
Y con los psicópatas es imposible encarar una negociación seria, el engaño y la mentira inevitablemente va a inmiscuirse porque ya está incorporado en su estructura psíquica (y psiquiátrica).
El problema del comunismo (o como quiera que se llame su residuo post soviético), es el relato; esa posverdad que requiere, para sobrevivir. de un emisor y un receptor.
Los receptores son fanáticos que aceptan a pie juntillas cuanta sarta de mentiras (o posverdades) les digan, las adoptan, las difunden y las amplifican.
Todo eso, porque esos fanáticos trasnochados no han evolucionado; atrasan medio siglo.
La convicción izquierdista es como el acné: esperable y hasta comprensible en la adolescencia, es -sin embargo- signo de enfermedad en la edad adulta…