Panamá y a libertad de prensa
Por Nancy Pérez-Crespo
La noche del 4 de enero de 1990, vi descender de un avión del ejército estadounidense al narco-dictador panameño, Manuel Antonio Noriega (AKA El Man), Tony, para sus compinches. Llegaba a Miami como prisionero de los «gringos». Esa noche histórica dormí mucho más tranquila, porque sabía que los panameños también lo estaban.
Porque fueron años de zozobra los que viví junto a mis amigos, los exiliados panameños. No puedo olvidar la lucha tenaz y al denuedo que levó mi admirada colega, Mayín Correa contra la dictadura norieguista. Tampoco olvido a tantos exiliados panameños que aquí en Miami publicaron artículos en la revista que por la época yo dirigía, porque en Panamá imperaba la censura. Roberto Eisenmann, empresario y fundador del diario La Prensa, fue uno de ellos.
Hoy, casi 27 años después, el dictador Noriega está en Panamá cumpliendo sentencia en la cárcel El Renacer, pero lamentablemente, en estos días, he vuelto a sentirme intranquila por Panamá y mis panameños.
Supe que el lunes 17 de octubre, el periodista Fernando Correa Joly fue llevado al Ministerio Público cuando se disponía a iniciar su programa de televisión. A las siete de la mañana se presentaron los agentes de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) en los estudios de NextTV para llevarlo a la fiscalía. A mi colega Fernando Correa, no le permitieron hacer su popular programa esa mañana, ni tampoco el jueves 20, porque no les bastó todo un día de interrogatorios.
Pero ellos querían más y ahora ha sido llamado a interrogatorios para este viernes 28, cuando se acercan las fiestas patrias y la fiscalía cesa en funciones por unos días.
Y me pregunto ¿qué tanto busca esta fiscal de nombre ruso que no se ha conformado con dos días de intensos interrogatorios y aún pe4rsiste en esta extraña búsqueda. Eso no es normal en democracia y sí es muy común en regímenes totalitarios y dictatoriales.
¿Es acaso que está tratando de presionar a alguien? o quizás, ¿quiere asustar, intimidar, perturbar a un periodista para que no haga críticas? O en la peor de las conjeturas, ¿se trata de una venganza?
Yo me uno a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que condenó los ataques del Gobierno de Juan Carlos Varela a la libertad de expresión y reprochó entre otros, el caso del periodista Fernando Correa Joly. La SIP pidió al Gobierno Nacional que cese la campaña emprendida contra el periódico Panamá América y NextTV.
A Fernando Correa Joly lo conozco desde niño, Durante el último año de la dictadura, adolescente aún, vino para Miami (donde se encontraba exiliada su tía Mayín), porque los Doberman de Noriega le perseguían y recuerdo que mi querido amigo, el escritor y empresario judío-panameño, Ezequiel Muhtar, le ofreció una pasantía que Fernando afrontó con tal erudición y honradez que todos supimos que ese muchacho se convertiría en el intelectual respetado y reconocido internacionalmente que es hoy.
Por mi colega Fernando Correa Joly levanto mi voz de protesta porque la libertad de prensa en Panamá está herida, ojalá que no sea de muerte.
Miami, Fl, 27 de octubre de 2016.