30 October 2018 ~ 6 Comentarios

Patriotismo o nacionalismo

José Azel

Patriotismo es ese sentimiento majestuoso que trae lágrimas a nuestros ojos. Lo he sentido, colocando banderas en tumbas del Cementerio Nacional en Arlington mientras el corneta tocaba “Taps”. Lo he sentido caminando en sombrío agradecimiento entre tumbas en el Cementerio Americano de Normandía, Francia, que honra a las tropas americanas que cayeron en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Lo he sentido en rodeos en Montana el Día de la Independencia, cuando una joven portando la bandera americana galopa a toda velocidad en el ruedo mientras tocan el Himno Nacional. Lo he sentido pronunciando el Juramento de Lealtad.

Lo he sentido en posición militar de atención en ceremonias con envejecidos héroes cubanos de la Brigada 2506 -que desembarcaron en Cuba en 1961 en la invasión de Bahía de Cochinos- mientras cantábamos con dificultad la letra del Star-Spangled Banner. Y después, cuando entonábamos sin esfuerzo, la letra del Himno Nacional cubano recordada de nuestra juventud. Lo he sentido leyendo en inglés la bella prosa de Thomas Jefferson en la Declaración de Independencia y, en español los Versos Sencillos de José Martí.

La mejor definición de patriotismo es amor y devoción a la patria, y sentimiento de alianza con otros ciudadanos que comparten valores similares. Es el amor y devoción que siento tanto por mi lugar de nacimiento como por el país que, hace casi seis décadas, me dio la bienvenida como exiliado político con 13 años de edad.

Pero el patriotismo se relaciona, y comparte ideales, con un concepto más problemático: el nacionalismo. Ambas palabras se utilizan muchas veces como sinónimos. No lo son. George Orwell, en su ensayo “Notas sobre Nacionalismo” ofrece una coherente distinción:

“Nacionalismo no debe confundirse con patriotismo… por ‘patriotismo’ entiendo devoción a un lugar particular, a una forma de vida particular que uno considera la mejor en el mundo pero que no desea imponérsela a otros. El patriotismo es defensivo en su naturaleza, militar y culturalmente. Por otro lado, el nacionalismo es inseparable del deseo de poder. La intención de cada nacionalista es asegurar más poder y más prestigio, no para él, sino para la nación u otra unidad en la cual ha decidido sumergir su propia individualidad”

El patriotismo es primariamente un sentimiento. El nacionalismo va más allá; exalta una nación sobre otras, y busca poder y prestigio protegiendo una identidad nacional basada en características sociales compartidas, como cultura, idioma, religión o creencias políticas.

Pero el nacionalismo realiza un indecoroso giro cuando asume la forma chauvinista de creer que un Estado debe reservarse solamente para quienes comparten esas características sociopolíticas y étnicas. Como tal, el nacionalismo jingoísta transforma el patriotismo en una postura de superioridad y agresión hacia otras naciones. Por ejemplo, esa clase de nacionalismo fue fundamental en la filosofía de Hitler, y también llevó a los japoneses a invadir China en 1947. Actualmente, en el conflicto ucraniano, el presidente ruso Vladimir Putin es un nacionalista imperialista, y los opositores ucranianos son patriotas.

El patriotismo es esencial a la libertad, porque el orgullo por nuestra nación y la voluntad de defenderla forman la base de la autodeterminación nacional. El nacionalismo, unido al patriotismo, tiene la virtud de ser una sólida fuerza para la unidad, particularmente en tiempos de guerra. Pero debe añadirse que mientras el nacionalismo puede unirnos, a menudo nos une contra otros pueblos. El patriotismo fluye del individuo, el nacionalismo se enfoca en el estado.

El patriotismo se conecta con admirables ideas como valentía, coraje y deber, mientras el nacionalismo a menudo se asocia con repugnantes movimientos sociopolíticos como el supremacismo blanco o el antisemitismo. Nacionalismo puede significar diferentes cosas a diferentes personas, y en Estados Unidos raramente nos aplicamos esa etiqueta a nosotros mismos. En su lugar aplicamos la forma mucho más benigna de “excepcionalismo americano”. Sin embargo, en otros países el término “nacionalista” es favorecido, y en ocasiones la palabra se incluye en los nombres de partidos políticos.

Mejor, tomo prestada la expresión coloquial utilizada por el juez de la Corte Suprema de EEUU Potter Stewart para reconocer el problema de como definir la pornografía: ¿patriotismo o nacionalismo?, no se definirlo, pero “lo identifico cuando lo veo”.

6 Responses to “Patriotismo o nacionalismo”

  1. Manuel 30 October 2018 at 10:32 am Permalink

    seria buena tambien que se hablara de que es fascismo, el extremo en este espectro patriotismo-nacionalismo-fascismo, el gobierno cubano es fascista. en eeuu tenemos a un admirador del nacionalismo, con manifestaciones mixtas de los 3 aspectos de espectro, pero el grueso de este pais, por suerte, seguira siendo sobre todo patriota y no ninguno de los otros dos; mientas esto sea asi, hay esperanza.

    • Carlos Perez. 1 November 2018 at 9:13 pm Permalink

      Señor Manuel lo felicito a descubierto el agua con hielo,de que Cuba es un sistema facista se sabe hace mas de 50 anos que lo es, pero si le aseguro que no es el unico.

  2. Manuel 30 October 2018 at 10:37 am Permalink

    seria bueno tambien que se hablara de que es fascismo, el extremo en este espectro patriotismo-nacionalismo-fascismo, el gobierno cubano es fascista.
    En eeuu tenemos a un admirador del nacionalismo, trump, con manifestaciones mixtas de los 3 aspectos del espectro mencionado, pero el grueso de este pais, por suerte, seguira siendo sobre todo patriota y no ninguno de los otros dos; mientas esto sea asi, hay esperanza.

  3. Ramiro Millan 30 October 2018 at 12:46 pm Permalink

    Muy buena columna.
    Se agradece realmente.
    Siempre recuerdo que a través de toda la historia de la humanidad toda vez que un líder se veía débil políticamente, a lo primero que recurría para recuperar vitalidad política era a la conquista guerra de por medio.
    Nada había más efectivo que este recurso para ello. La aprobación popular estaba asegurada (es bueno recordar que por más autoritarios eran los regímenes, el poder del pueblo siempre, más tarde o temprano, se hacía sentir apoyando a rivales internos)
    En mi país, la famosa gesta de Malvinas no fue otra cosa que recurrir a este recurso ante una evidente debilidad política del régimen dictatorial del general Galtieri.
    Todavía recuerdo a las muchedumbre “apiladas en las plazas” eufórica por el logro de la “patria”.
    En realidad, no es otra cosa que recurrir a nuestra animalidad o primitivismo a través del fenómeno psíquico de proyección del ego hacia otra entidad con la que uno puede identificarse, en este caso con la “patria” (mecanismo exactamente igual a la de un simpatizante de un equipo de fútbol que proyecta su ego en el equipo o escuadra, cuando gana asumen para sí mismo el logro con la euforia consecuente buscada).
    Y como siempre digo, aún en la mayor parte del planeta, nuestra animalidad todavía se impone a nuestra humanidad.
    La otra expresión recurrente de este primitivo mecanismo conduciendo la historia de los países es cuando los líderes que se veían fuertes no podían resistir la tentación de buscar la euforia que provocaba la conquista y con ello la sensación de más poder. Más poder que nadie. Nada reconforta más a nuestra animalidad que sentirnos los más fuertes de todos (cómo decía Argón de Akad “soy el más poderoso y fuerte de lo que el hombre conoce o puede conocer”)
    Lo más cercano es la invasión a Crimea por parte de Putin que logró aumentar su apoyo popular con la maniobra.
    De hecho, solamente la “destrucción mutua asegurada” es lo único que detiene la utilización de este recurso por parte de cuantos regímenes primitivos existen (se dificulta muchísimo armar estrategias de apoyos o imparcialidades ante semejante riesgo) con la excepción, por suerte, de los pueblos desarrollados.
    Tengo la convicción de que los únicos pueblos que han logrado avanzar realmente en la historia de la civilización son los países desarrollados, sus ciudadanos en realidad, y por ello son los únicos capaces de vivir en una verdadera Democracia y también capaces de contener sus pulsiones y definitivamente no apoyar una maniobra de conquista bélica (supongo que no estoy equivocado).
    ¿Pero en el resto? ¿En Medio Oriente? ¿En África toda? ¿En el Sudeste Asiático? ¿En China? ¿En Rusia? ¿Alguien cree que el gobierno de alguno de estos países que logre conquistar otro pueblo no va a sumar políticamente en vez de tener la desaprobación masiva como debería?
    Olvídese.
    ¿Se imaginan la actitud de todo el pueblo musulmán si algún país de su región lograra conquistar Israel? ¿De desaprobación?
    Olvídese, ni lo dude.
    ¿Por qué creen era tan importante para China Hong Kong y lo es ahora Taiwan? ¿Por patriotismo?
    De nuevo, olvídese.
    El nacionalismo es definitivamente algo que la humanidad si quiere dar otro paso adelante deberá olvidar.

  4. Manuel Castro Rodríguez 31 October 2018 at 12:19 pm Permalink

    At a rally in Houston for Texas Sen. Ted Cruz, President Trump said this: “You know what I am? I’m a nationalist, OK? I’m a nationalist.” But, what ‘nationalism’ means? According to Merriam-Webster (emphasis mine),

    “a sense of national consciousness EXALTING ONE NATION ABOVE ALL OTHERS and placing primary emphasis on promotion of its culture and interests as opposed to those of other nations or supranational groups.”

  5. Pete Suarez 3 November 2018 at 11:57 am Permalink

    Los titulares son traicioneros. Nos enfocan de cierta manera ya de entrada. ¿Qué si se dice… por ejemplo: “Sobre el patriotismo y el nacionalismo”? Uno no tiene que parecer excluir al otro. Además, si de veras son sentimientos entonces depende de lo que se haga con esos sentimientos, de lo contrario se quedan en el mundo de los “sensamientos”.


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