25 February 2017 ~ 8 Comentarios

RAFAEL CORREA Y EL SÍNDROME POPULISTA

por Carlos Alberto Montaner

El 24 de mayo Rafael Correa abandonará la presidencia de Ecuador. Falta poco. No se desesperen. Lo entiendo: ha sido largo y doloroso. Lleva una década en el poder. Ese día comenzará a gobernar quien gane la segunda vuelta del 2 de abril. Si los demócratas de la oposición se mantienen unidos, Guillermo Lasso deberá sucederlo en el cargo.

¿Quién es Rafael Correa, este personaje contradictorio que se hace llamar neodesarrollista, socialista del siglo XXI, católico partidario de la Teología de la Liberación, nacionalista de izquierda, y, encima, canta y toca la guitarra?

¿Estamos en presencia de un comunista disfrazado, como lo fue Fidel Castro hasta que confesó su verdadera militancia en 1961 tras haberla negado previamente media docena de veces?

No creo que Correa sea comunista. Es otra cosa. Aunque es un economista mediocre sin investigaciones originales, sabe lo suficiente para advertir que las ideas de Marx son disparatadas.

Pese a su discurso ante las cenizas del Comandante en noviembre del 2016, transido de admiración y radicalismo, Correa es la quintaesencia del populista latinoamericano. ¿Cómo se sabe? Se sabe por el estudio de sus síntomas. El populismo es un síndrome.

No hay la menor contradicción en ello. Los Castro y Rafael Correa se hermanan en la devoción populista, en el autoritarismo y en el histrionismo. Correa es fidelista a fuer de ser populista. Perón también simpatizaba con Fidel y viceversa, como les ocurría a Mussolini y a Lenin. Se amaban en secreto, como en los boleros.

Naturalmente, se puede ser populista y comunista o fascista. Eso no importa. Hay populistas a la derecha y a la izquierda del espectro político. El populismo son medidas de gobierno para conquistar el poder y mantenerse en él. Está relacionado con la psicología profunda del que manda. Incluso, no faltan líderes y partidos democráticos que, lamentablemente, exhiben algunos elementos populistas.

Se trata de formas paralelas de gobernar que incluye varios rasgos definitorios:

• Caudillismo con todas sus taras, como, por ejemplo, el narcisismo.
• El exclusivismo (los otros son siempre unos canallas).
• El clientelismo, mediante la abundante utilización de subsidios.
• El nacionalismo exacerbado que se confunde con el chauvinismo.
• El “adanismo” (creen que la historia real de la patria comenzó con ellos).
• El estatismo, dado que desconfían de la empresa privada.
• El gasto público excesivo para sostener a la clientela política, lo que suele dar lugar a coimas y otras corrupciones además de la ruina total.
• El rechazo al mercado y al comercio internacional (Correa, como Trump, aunque por la otra punta, era enemigo del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos).
• El lenguaje cáustico y la ausencia total de cualquier vestigio de cordialidad cívica.

No hay duda. Rafael Correa se parece más a los fascistas que a los marxistas-leninistas. Tiene mucho de Perón y de Velasco Alvarado, aquel ignorante general peruano que destruyó la economía de su país con medidas populistas.

Correa es un caudillo persuadido de que posee todas las verdades y de que sus adversarios son gentes despreciables. Quien tiene o manifiesta una idea diferente es un bribón al que debe denostársele y, si no se escapa, como hicieron los periodistas Emilio Palacio y Fernando Villavicencio, hay que encerrarlo.

El populista no tiene el menor respeto por las instituciones, ni por la ley, ni por el adversario, pero exige que se le trate con unción. Cuando en medio de la calle un chiquillo le hizo a Correa un gesto obsceno con el dedo medio, el presidente detuvo la caravana de coches y lo hizo arrestar.

La oposición ha contado varias docenas de insultos y calumnias proferidos en las “sabatinas”, unos programas radiales que algún día se utilizarán como material de estudio en las clases de psicopatología del poder.

Correa no cree en la tolerancia, ni en la libertad de expresión, ni en quienes postulan, como sentenció Thomas Jefferson, que es preferible una sociedad sin gobierno independiente, pero con prensa libre, antes que lo contrario.

Correa se burla o persigue a quienes lo critican y trata de arruinarlos, como hizo con los propietarios de El Universo, un gran periódico guayaquileño, porque los ricos, si no se pliegan, son sus enemigos naturales.

En fin, en la primera vuelta los ecuatorianos se han ganado el derecho a ser libres. Bravo. Lo obtuvieron en la vigilia postelectoral y en la determinación de no dejarse robar el resultado de los comicios. Ahora tendrán que triunfar en los comicios del 2 de abril para rematar la faena. Si no lo hacen, Correa volverá. Ya amenaza con ello.

8 Responses to “RAFAEL CORREA Y EL SÍNDROME POPULISTA”

  1. Efraín Montero 26 February 2017 at 8:11 am Permalink

    Vamos a ver. Si Rafael Correa padece de un tipo de “nacionalismo exacerbado” y es socialista es un fascista. O Nazi. Nazismo es la contracción de “Nationalsozialismus”, o nacionalsocialismo, Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler (NSDAP). En Italia igual. Benito Mussolini fue bautizado Benito por el mexicano Benito Juárez, militó en el socialismo, regresó de la Gran Guerra convencido que, para avanzar su socialismo primogénito, debía unirlo a un nacionalismo italiano. Así apareció el fascismo.

    Los analfabetos de la izquierda llaman “fascista” a los que están a su derecha. Lo hacen de puro ignorantes que son. El Fascismo y Nazismo se disputaban espacios con los comunistas entre las guerras, les fue fácil pactar multitud de veces, culminó en el “Tratado de no Agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”, i Pacto Ribbentrop-Mólotov

  2. eusebio 26 February 2017 at 8:41 am Permalink

    Magnifico tu articulo Carlos y la descripcion que haces de este tipo de individuo es magistral. Teniendo en cuenta que no se les puede alterar el perfil psicologico a estos personajes, la cuestion seria como evitar que lleguen al poder estos energumenos y eso es tarea titanica, entre otras cosas porque estos tiranuelos se visten de mesias y hacen creer a las masas que ellos las arroparan de todo lo que el capitalismo les ha negado y que ese Sistema es la raiz de todos sus males y hay que erradicarlo desde sus bases y una vez erradicado todo florecera. No es cuestion de latinoamericanismo, sucedio en Alemania, en Italia y en otros paises con mayor acerbo cultural. Los pueblos se fatigan politicamente, habria que exigirle mucho mas a los politicos para que en su gestion hagan un mejor trabajo administrativo pero roban a diestra y siniestra erosionando las arcas con las que se podrian hacer muchas cosas en bienestar de las sociedades y no pasa nada entonces aparecen estos populistas con una serie de parches en su programa y las gentes se entusiasman porque si a algo el ser humano no se resiste es a vivir sin ilusion.

  3. Adolfo 26 February 2017 at 10:24 am Permalink

    Creo que a Carlos Alberto se le olvido mencionar otro rasgo de los gobernantes populistas, que es quizás el mas peligroso: el militarismo. Los populistas siempre tratan de primero someter a las fuerzas armadas de un país (casi siempre con dinero y sobornos, como lo hizo Chavez en Venezuela y lo sigue haciendo Maduro) para luego utilizarlas como instrumento de poder e intimidación, y como ocurrió en Alemania e Italia en la segunda guerra mundial, para fines de expansion territorial. Muchas veces cuando la economía esta mal, los populistas fabrican falsas crisis internacionales y ponen en alerta a sus ejércitos para distraer la atención. Cuantas veces quizo Chavez iniciar una guerra con Colombia para distraer la atención de la crisis económica en Venezuela ?
    Aqui Correa no logro su propósito. Los generales no se prestaron para el fraude electoral que quizo hacer. Las relaciones de Correa con los militares han sido mas bien tensas. Les ha quitado la pension a los militares retirados y ha obligado a los Hospitales de las Fuerzas Armadas a aceptar a medicos cubanos que resultaron ser unos perfectos ignorantes. Ese error le costo caro a Correa y es lo que ha salvado (si gana Lasso) a Ecuador de otra década de populismo destructivo y estatismo.

  4. Ramiro Millan 26 February 2017 at 4:48 pm Permalink

    Creo que el populismo no es más que una consecuencia no deseada de la existencia de la combinación de la cultura y la ideología predominante en los pueblos subdesarrollados.
    Y digo no deseada porque los que deben recurrir a los recursos que conocemos como populismo, no lo hacen por elección, sino por obligación.
    La historia del populismo latinoamericano comienza con la mayoritaria predilección de los pueblos por cualquier idea que prometa distribución de la riqueza y estatismo, cualquier variante asociada al socialismo.
    Si se hace una encuesta en cualquier país latinoamericano y preguntan por la opción privatización o estatizacion, sin duda alguna liderará por lejos la segunda opción.
    Y lidera a pesar de los contínuas advertencias de cuanto medio serio exista y de las terribles experiencias sufridas cada vez que el Estado se entrometió más de lo aconsejable en la conducción económica.
    Es evidente que la razón no interviene en ésta elección y que está sujeta a presiones pasionales o instintivas difíciles de advertir conscientemente.
    Llegado a este punto, la consecuencia inevitable es la aparición de partidos políticos con gran apoyo popular que prometen cumplir todas las maravillas teóricas de éstas corrientes ideológicas, conducidas por políticos que en principio creen en las ideas (al menos al principio y generalmente, no todos, guiados por los mismos principios pasionales que rigen en la población general).
    Una vez instalados en el poder (siempre llegan con uno u otro nombre o denominación) se encuentran con su “Karma”, la cultura latinoamericana.
    CULTURA absolutamente desapegada al cumplimiento de las normas y reglas y sin ninguna responsabilidad civil.
    Así, a la hora de planificar y ejecutar políticas con intervención del Estado y por tanto, voluntaristas y dirigistas, se encuentran con que los planes no funcionan NUNCA como esperan.
    Tarde o temprano todo comienza a complicarse y de a poco van necesitando cada vez más recurrir a la imposición para al menos acercarse a los objetivos buscados, que requiere de niveles en aumento de autoritarismo y represión, fundamentalmente de la prensa y después de líderes opositores.
    Ante los evidentes fracasos, unos tras otro, el próximo paso obligado es la mentira sistemática (las mentiras llegan muchas veces a lo increíblemente ridículas) y por último, recurren nuevamente a las pasiones populares a través del nacionalismo (no hay nada que estimule más a nuestro ego que el nacionalismo y buscar que nos sintamos mejores y en rivalidad con los otros, es muy efectivo, más aún si el opuesto es el “maldito y odiado imperialista”, al que “pronto vamos a superar aunque más no sea moralmente” para mantener algún apoyo popular).
    En este punto aparecen todas las desviaciones que bien conocemos como POPULISMO.
    Aún quedan los protagonistas de ésta historia, los LÍDERES.
    Los Chavez, los Perón, los Correa, los Castro, los priistas, los Sandino, etc.
    En los populismos, lo típico es la resistencia a abandonar el poder.
    Se resisten aún cuando el más simple de los consejos pueda aportar la razón, los convencería de alejarse del poder como las instituciones mandan.
    Sin embargo, estos individuos son absolutamente dominados y absorbidos por sus impulsos de superioridad.
    No resisten la idea de volver al “llano”, de que otros sean más poderosos que él (o más ricos cuando no).
    Ésta característica del homo sapiens, sumado a una cultura cívica de los pueblos sin ninguna responsabilidad civil y sin capacidad de control ciudadano, hace posible la existencia y persistencia de estos personajes.
    En un país con una cultura que hace apegados a sus responsabilidades civiles a los ciudadanos, estos individuos difícilmente llegan al poder, y si lo hacen son removidos por los medios adecuados (democráticamente) en la primera oportunidad tienen (que es lo que supongo sufrirá Trump si sigue mostrando sus “dotes” populistas).
    Y cuando logran perpetuarse, surge el último y más dramático sufrimiento de los pueblos, la corrupción generalizada movida por la “pasión” de cuanto funcionario exista, de ser más ricos que los demás en ausencia de control ciudadano alguno.
    Entonces, el “combo” se completa y la degradación económica y moral parecen no tener fin.
    Van más de 100 años de padecimiento de un transtornado tras otro y todo parece indicar que seguirán 100 años más.
    Hasta que no cambiemos nuestra CULTURA o nuestra IDEOLOGÍA predominante, los martitios populistas continuarán.

  5. Humberto 26 February 2017 at 11:38 pm Permalink

    http://humbertomondejargonzalez.blogspot.com/2017/02/389-definicion-de-populista-en-politica.html
    Un político populista es alguien que sabe identificar muy bien los problemas de un país, pero en su retorica no separa el banco de problemas de la soluciones a cada uno de esos problema para que se analice su viabilidad por el votante.
    Eso es todo.

  6. anna davis 27 February 2017 at 5:05 am Permalink

    Creo que no debemos de hacer tantos analisis que tienden a esquematizar situaciones y problemas acumulados sin soluciones y que personas de derecho y de izquierda aprovechan para llegar al poder y muy concretamente la que tenemos hoy en nuestro pais.
    En dos ocasiones estuve en el hermoso pais del Ecuador en procesos electorales y de verdad la situacion que vi en esos procesos era triste y muy lamentable, en QUITO, EN EL CENTRO HISTORICO la suciedad y los malos olores eran insoportable (orines y escremento humano) y en el interior vi situacines lamentables en lo economico y social y no habia en el gobierno ningun populista, segun el esquema descrito por CAM y si recuerdo que uno de los candidato que salio electo en ese momento era el Sr. Febres Codrero que despues los ecuatoriamos llamaban animal al cuadrado y en el otro caso lo tuvieron sacar de la presidencia por sus locuras, muy parecidas de muchos otros en la region que acaban en malversaciones de toda indoles y tampoco estan en el esquema propuesto,muchas amistades ecuatorianas con las que he hablado y que no estan en de sacuerdo con el Sr. Correa dicen que las condiciones de vida y sociales en estos anos han mejorado y la infraestrura del pais esta en mejores condiciones (carreteras, hospitals, educacion y alimentacion de la poblacion es supeor a lo que habia anos antes de la llegada del actual president), se dice se ha gastado mas, pero por lo menos no se la han robado, pienso que los pueblos lo que prefieren es que se solucionen sus problemas de vida cotidiana antes del saqueo que no los ayudan ha vivir decentemente.
    La acumulacion de problemas por los malos gobiernos, que muchos paises de la region hispana desespera a los pueblos y buscan vias que sin ser perfectas, los ayuden a vivir major.
    Asi que dejemonos de specular sobres los que hacen algo y hablemos claro para que senores como nuestro actual president no se multiplen por todo el mundo y reconoscamos fuera de toda ideologia lo Bueno que pueda existir en cada momento y pais.

    • Ramiro Millan 27 February 2017 at 9:28 am Permalink

      Anna, en una sociedad dónde los ciudadanos orinan y defecan hasta en el centro de la ciudad y capital de la Nación, esperar buenos resultados de políticas colectivistas y voluntaristas (aunque sean no comunistas) es una utopía total.
      Todos los planes se degeneran y terminan en ineficiencias generalizadas y corrupción diseminada (así como no les interesa en lo más mínimo el otro a la hora de orinar o defecar en lugares públicos, tampoco les interesa a la hora de manejar dineros públicos o cumplir eficientemente las tareas institucionales dónde el interés general esté comprometido).
      Las únicas políticas económicas que más o menos funcionan son aquellas dónde la participación del Estado es mínima y se deja a la codicia (libre albedrío) tomar la mayor cantidad de decisiones posibles.
      De hecho, siempre se recurre a ella, a la codicia, después de cada desastre dejado por los pseudo-progresistas para recomponer las caóticas economías dejadas.
      Y es lo que seguramente les espera a los ecuatorianos si quieren volver a aspirar a algún grado de crecimiento económico real y no caer en una brutal devaluación de su moneda y llevar los índices de pobreza a valores similares a los que sufren los venezolanos hoy.
      No debe interpretarse como despectiva la descripción de la cultura ecuatoriana.
      Simplemente es la que tienen.
      Las culturas no se eligen, se heredan.
      No se es consciente a la hora de adoptar costumbres y hábitos que deciden como nos expresamos socialmente a la hora de organizarnos.
      Simplemente, las tenemos.
      Y es por ello que definitivamente deben adaptarse las POLÍTICAS a la CULTURA y no al revés.
      Intentar imponer las políticas a la cultura es “suicida” y los latinoamericanos nos “suicidamos” una y otra vez por nuestra IDEOLOGÍA predominante.
      No desistimos nunca de elegir cada vez que tenemos oportunidad a los que prometen cambiar “el mundo”.
      Las políticas liberales que adaptan las políticas a la cultura, solamente son utilizadas ante la ausencia de opción. Cuando se necesitan capitales desesperadamente y saben que solamente vendrán si dan garantía de LIBERTAD económica.
      Pero una vez superada la crisis, siempre volvemos a nuestro “viejo amor”, el socialismo latinoamericano.

  7. JOSE RAFAEL VILAR 3 March 2017 at 8:47 am Permalink

    Certero.
    Le envío mi columna de esta semana sobre las elecciones.
    http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/Leccion-medio-mundo_0_2664333547.html.
    Un saludo cordial


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