24 October 2011 ~ 12 Comentarios

Raúl Castro y Muamar Gadafi

por Carlos Alberto Montaner

Gadafi Castro

(FIRMAS PRESS) ¿Tiene algo que aprender Raúl Castro de la muerte de Gadafi y del fin de su régimen en Libia? Por supuesto. Basta con que observe con cuidado lo que allí ocurrió y admita las enormes similitudes que existen en el comportamiento de Cuba y Libia a lo largo de muchas décadas. Al fin y al cabo, Muamar Gadafi, el hermano líder, como Fidel Castro, fue un joven revolucionario que llegó al poder violentamente y fue adorado por las multitudes durante largo tiempo hasta que perdió totalmente el contacto con las jóvenes generaciones, al punto de atreverse a afirmar, hace unos años: “Soy un líder internacional, el decano de los gobernantes árabes, el rey de reyes de África y el imán de los musulmanes, y mi estatus internacional no me permite descender a un nivel más bajo”.

Menudo loco narcisista. ¿Qué hizo Gadafi durante sus más de cuatro décadas de dictadura caudillista? A Raúl le resultará familiar pasar revista a esos hechos. Practicó el terrorismo de Estado, incluido el adiestramiento de terroristas y guerrilleros de otras nacionalidades, participó en guerras africanas, intentó convertirse en un líder con peso planetario, se enfrentó temerariamente a Estados Unidos y a otros poderes europeos, incurrió en toda clase de arbitrariedades económicas en el ejercicio del poder, intervino en conflictos ajenos, atropelló oponentes y humilló a partidarios en desgracia, protagonizó las mayores excentricidades, permitió la corrupción, y fue un inmenso malversador que utilizó como le dio la gana los recursos del Estado sin jamás darle cuenta a nadie de sus gastos. Por último, para sostenerse al frente del gobierno, practicó intensamente el nepotismo e intentó crear una dinastía familiar.

La forja de un frente opositor

Naturalmente, esa vergonzosa manera de gobernar provocó un sordo malestar en la sociedad libia, prácticamente invisible a los ojos de los analistas extranjeros y, por supuesto, totalmente ignorado por el primer círculo de poder que rodeaba a Gadaffi. Hace sólo pocas semanas, Saif al-Islam, el hijo predilecto de Gadafi y su presunto heredero, mientras amenazaba a Nicolás Sarkozy y a las fuerzas de la OTAN, aseguraba que el pueblo libio, que supuestamente amaba a su padre, barrería a los insurgentes y el régimen continuaría imperturbable su vieja andadura revolucionaria a la sombra del venerado líder.

Los gadafistas, que tenían un servicio de inteligencia enorme y despiadado, sabían que existía una oposición dura, correosa, exiliada o internada en las cárceles y machacada y controlada por los esbirros del régimen, pero ignoraban que también se había gestado una gruesa capa de ex funcionarios del gadafismo que, a lo largo de los años, había acumulado una enorme cantidad de resentimiento contra el Caudillo y esperaba el momento de manifestar su odio contra él y contra su gobierno.

Pero había más. Junto a los ex gadafistas, y con un rencor igualmente intenso, existía otro grupo muy importante de personas que participaban del poder, pero secretamente despreciaban al dictador y, pese a que aplaudían y le reían las gracias al pintoresco personaje, desde hacía muchos años habían dejado de creer en las estupideces de El libro verde, esa ridícula Tercera teoría universal, superadora del capitalismo y del comunismo, como Gadafi le llamaba al fascismo islámico-miitarista que les había impuesto a los libios a palo y tentetieso.

Estos funcionarios –diplomáticos, ministros, militares, profesores, religiosos e intelectuales– estaban lo suficientemente preparados como para saber que el estrafalario coronel que dirigía el país desde una tienda de campaña con aire acondicionado, era un payaso caprichoso e ignorante que insensiblemente había dilapidado el incalculable torrente de petrodólares que Libia había recibido en las últimas cuatro décadas.

Hasta un día. Hubo un momento, a partir del pasado mes de febrero, en que la tradicional oposición a Gadafi, más los funcionarios ofendidos y humillados, más los falsos gadafistas que esperaban su oportunidad, se rebelaron, forjaron una suerte de alianza y tomaron las armas, aunque sin muchas oportunidades de triunfar en el terreno militar. Pero entonces sucedió algo muy importante: Nicolás Sarkozy encontró una posibilidad de actuar y la aprovechó con el objeto de restaurar la influencia francesa en el Magreb y, de paso, liquidar una decrépita dictadura. No eran el petróleo o el gas libios lo que lo movilizaban, pues ya los adquirían sin limitaciones junto a los italianos, sino cierta idea de la grandeza de Francia, muy a lo De Gaulle.

Fue él, Sarkozy, influenciado por los análisis de pensadores como Bernard Henri-Levy y André Glucksmann,”  ambos convencidos de que es la hora del cambio hacia la democracia en esa región del mundo, quien arrastró a los ingleses y a los norteamericanos a la intervención y quien convenció a rusos y chinos de que no vetaran las operaciones de la OTAN, ordenadas por la ONU para, supuestamente, proteger a los civiles. Fue él, Sarkozy, quien con una enorme destreza diplomática acabó dándole la victoria a la coalición que derrocó y ajustició a Gadafi en un breve conflicto que también le arrebató la vida a tres de los ocho hijos del ” coronel.

¿Era necesario este final violento? Por supuesto que no. Desde hace muchos años se percibían síntomas de que la sociedad libia quería un profundo cambio político que liquidara pacíficamente al régimen de Gadafi. Todo lo que el dictador debió hacer era utilizar los recursos de la democracia y de las libertades políticas para viabilizar las reformas y apartarse ordenada y cautelosamente del poder en lugar de convertirse en un terco obstáculo que acabó desencadenando la guerra civil y propiciando la intervención extranjera.

Incluso, después de iniciada la rebelión, los franceses, con el apoyo de norteamericano se ingleses, le ofrecieron al dictador la posibilidad de buscar una salida negociada, pero no quiso. Como el panameño Noriega en 1989, Gadafi se obstinó en conservar el poder sobre una montaña de cadáveres, sin advertir que no tenía sentido enfrentarse a su propio pueblo y al más formidable aparato militar del planeta porque él mismo acabaría por ser liquidado.

¿Un final libio para el castrismo?

¿Puede suceder algo así en Cuba? Es difícil asegurarlo, pero las condiciones son muy parecidas: en la Isla mandan unos ancianos totalmente divorciados de la realidad nacional; hay un régimen absolutamente desgastado y universalmente rechazado por más de medio siglo de improductividad y disparates; se percibe una oposición democrática, aunque todavía débil, dispuesta a salir a las calles a desafiar a la policía política; hay un sector grande de ex funcionarios comidos por el odio que alguna vez tuvieron poder, partidarios y clientes políticos, y luego fueron defenestrados o marginados por diversas razones; y existe un inmenso sector reformista dentro de todas las instituciones del Estado, generalmente aguijoneado por los más jóvenes de la familia, convencido de que los hermanos Castro han hundido a ese pobre país y no quieren hacer nada serio por devolverles la felicidad y la esperanza a los cubanos.

Por último, en el exterior abundan numerosos enemigos de la dictadura con capacidad para hacerse oír en los centros de poder en Occidente en el momento en que llegue la hora cero. Si en medio de ese tenso panorama un día se desata la rebelión y sobreviene un baño de sangre, va a ser muy difícil impedir que las fuerzas internacionales intervengan en el conflicto para detener la matanza, convocadas por Estados Unidos a instancias de los cubanoamericanos, quienes utilizarán hábilmente la enorme influencia que poseen y saben utilizar, como demuestra la persistencia del embargo comercial, pese a las fortísimas (e inútiles) campañas en su contra orquestadas por la dictadura cubana en los últimos veinte años.

¿Cómo cree Raúl Castro que reaccionaría Estados Unidos si comienza en Cuba la violencia, teniendo en cuenta la presencia en el senado norteamericano del demócrata Bob Menéndez y del republicano Marco Rubio, dos pesos pesados de la política nacional? ¿Qué supone que harían los congresistas norteamericanos si Ileana Ros-Lehtinen, presidenta del importantísimo Comité de Relaciones Internacionales, unida a los otros tres legisladores cubano-americanos, exitosos creadores de una vasta red de apoyo bipartidista a una política de firmeza frente la dictadura, les piden a sus colegas que detengan el derramamiento de sangres a noventa millas de la costa estadounidense?” 

Como es lógico, se trata sólo de un escenario hipotético, pero si Raúl Castro no es un irresponsable patológico, lo mejor que pudiera hacer es comenzar ordenadamente a desmontar ese monstruoso error con las herramientas que depara la democracia. Esto fue lo que hicieron Augusto Pinochet, Adolfo Suárez, Mijaíl Gorbachov, Wojziech Jaruzelsky, y otra media docena de gobernantes realistas cuando confirmaron que era hora de enterrar el ancien regime.

Los gobernantes que actuaron con prudencia se evitaron ellos y les evitaron a sus familias y a sus pueblos el horror de la guerra y el obsceno baño de sangre. Los que, como Ceaucescu, trataron de ponerle puertas al campo, acabaron ajusticiados, como le acaba de suceder a Gadafi. El empecinamiento –es útil que Raúl lo entienda—es la virtud de los imbéciles cuando han renunciado al sentido común.

No obstante dado que Fidel y Raúl son dos octogenarios indiferentes a la realidad–mucho más Fidel que Raúl–, persuadidos de que es mejor sostenella antes que enmendalla, lo probable es que elijan morir en el ejercicio del poder en un absurdo alarde de terquedad disfrazado de valentía, pero con esa cerril actitud lo único que lograrán es dejarles a sus herederos, mucho más débiles que ellos, un problema gravísimo que puede convertir el país en un matadero. ¿Es eso lo que estos hermanos desean para el pueblo cubano? ¿Qué una revolución fracasada culmine en una cruel carnicería, luego patrullada por los marinos norteamericanos, como sucedió en República Dominicana en 1965,en Granada en 1983 y en Panamá en 1989?

Si hay una lección que Raúl Castro pudiera aprender de este episodio final de Gadafi (si a su edad es capaz de aprender algo), es que una de las mayores virtudes de la democracia liberal es que genera las instituciones adecuadas para transmitir la autoridad, renovar pacíficamente a la clase dirigente y modificar el modelo económico y social con el objeto de adaptarlo a la cambiante realidad internacional. La democracia, claro, no garantiza la selección de los mejores –esa es siempre una valoración subjetiva–, pero al menos impide que la fiesta se acabe a tiros y deja abierta la puerta para solucionar los problemas civilizadamente. Esa es una invalorable virtud desconocida en los manicomios totalitarios. Es muy triste que Raúl Castro se muera sin entender esta verdad elemental.

12 Responses to “Raúl Castro y Muamar Gadafi”

  1. Sergio Botero 24 October 2011 at 1:54 am Permalink

    Tal como con Gadafi, el problema con dictadorzuelos como Fidel Castro y ahora con su hijo bobo Hugo Chávez, es que en sus cortas mentes están convencidos de que son necesarios para llevar a sus pueblos al paraíso de la felicidad absoluta, y prefieren un baño de sangre antes que dejar a sus súbditos a merced del capitalismo, el imperialismo, los intereses extranjeros y otro sinnúmero de tonterías y espejismos creados por sus alocadas cabecitas. Es obvio que son psicópatas narcisistas que están divorciados de la realidad y del sentido común, y por eso es necesario informar a las personas previamente para que aprendan a reconocer a estos locos peligrosos por estar sujetos a una idea disparatada, y la voluntad suficiente para ejecutarla a cualquier costo; antes de que logren suficiente poder y reconocimiento y terminen instalándose por décadas.

  2. lazaro gonzalez 24 October 2011 at 2:43 am Permalink

    un buen punto en el cual es necesario un desapasionado y equilibrado intercambio de criterios.
    en este escenario hipotetico habria muchas cosas que replantear. me limito por el momento a apuntar tres:

    > [los] “…ancianos totalmente divorciados de la realidad nacional…” estan desplegando a ritmo de rana hervida -es cierto- la transmutacion del castrismo tradicional en un neocastrismo cuyo paradigma social de “lucha tu alpiste pichon” para emplear el termino del tenebroso ramiro valdes, ha sido consensuado y asumido mas alla de la masa social critica necesaria para, si no lograr “legitimidad”, al menos conservar la gobernabilidad que permite sofocar cualquier brote potencial de inestabilidad social
    > los “pesos pesados” anticastristas en la politica norteamericana lamentablemente lo son respecto al tema cuba y no en el establishment global. es cierto que no desmayan en la denuncia, pero es igualmente cierto que la actual administracion no les presta absolutamente ninguna atencion
    > la aplicacion de un zhuanda fangxiao [mantener lo grande, deshacerse de lo pequeño] tropicalizado en la rinconada, se ejecuta con una eficiencia antes desconocida: cuentapropismo cautivo y topado [no olvidan aquella sentencia del viejo bolchevique que la pequena produccion mercantil genera capitalismo a cada instante] que actua como un “entretenimiento” social que contrarresta y/o inhibe el proceso de transformacion del descontento en protesta y de esta a la inestabilidad social [sencillamente la gente esta muy ocupada con sus negocios, business, remesas y supervivencia o enriquecimiento para ocuparse de estos asuntos]. en lo grande, el polo petroquimico cienfueguero permite controlar buena parte del mercado petrolero del caribe insular y las esferas de influencias geopoliticas [+oleoducto a la costa norte] y el complejo portuario del mariel con capacidad de operar de 800 mil a un millon de contenedores anuales [en un pais donde para las exportaciones no mineras bastan un par de aviones semanales] frente a las costas norteamericanas indica que la maquiladora china [ademas del acorazado atomico o nuevo cohete nuclear sovietico denominado scarabeo9] se hara mas competitiva para en mercado norteamericano por concepto de reducciones fabulosas de fletes, seguros y salarios [la empobrecida poblacion rural china que antano emigraba por oleadas de millones a las ciudades para trabajar por un dolar al dia en condiciones de semiesclavitud, ya se resisten a ello por el impacto del inevitable consumo citadino]
    > ademas de la maquinaria de propagada, manipulacion e inteligencia que opera tanto a nivel interno donde reduce a la minima expresion la influencia externa en la poblacion; como a nivel global captando y/o “comprando” tanto a idiotas como a inteligentes utiles; se anade el empleo muy calibrado de la fuerza represiva que se aplica preventivamente ante todo, pero tambien puntual, selectiva y minimalista en terminos de resonancia social

    saludos.

  3. Maximiliano Herrera Verdugo 24 October 2011 at 5:00 pm Permalink

    Los cubanos tienen que salir a la calle aun a costa de sus vidas si quieren que sus hijos puedan vivir en un pais decente. Ya ha pasado medio siglo, ? acaso estan esperando que el regimen se tumbe solo ? No ha pasado en medio siglo,tal vez la muerte de Fidel pueda ser el hecho desencadenante ,pero no se puede esperar mas, porque Raul puede vivir 10 anyos mas y asi van a ser 60 anyos…. La muerte de Fidel podria ser el momento, pero ? cuando se muere ? Ese moribundo podria aguantar algunos anyos mas: yo creo que hay que tomar valor y aprovechar que ahora hay un poco mas de comunicacion con Internet y celulares para organizar una “primavera cubana” . La democracia NO es un regalo, mas bien es muy cara, casi todo los paises la han pagado a un costo muy alto de vidas y sacrificios, pero la democracia no tiene precio. ! Que luchen por ella !

  4. Esther 24 October 2011 at 5:29 pm Permalink

    Al anciano Loco nunca le ha interesado el pueblo, y Raul debe preferir tranquilidad en sus ultimos dias de vida, y como excelentes ‘egocentricos’ dira: ‘despues de mi, que se acabe el Mundo’.
    No creo q ninguno este pensando en sacar una leccion de lo sucedido, han transcurrido muchos años en lucha frontal contra USA en los cuales por ‘pactos o intereses creados’ mas que enfrentarlos; este Pais los ha protegido de cualquier minimo intento de sacarlos del poder, los cubanos exiliados han sido vigilados y monitoreados por mas de 50 años ( lease, Luis Posada, Santiago, Angel etc, etc, etc.

  5. Antonio Romero Piriz 24 October 2011 at 6:43 pm Permalink

    Desde la República Oriental del Uruguay apoyamos la lucha de la resistencia cubana por la libertad
    http://blogs.montevideo.com.uy/cuba

  6. José A. Arias. 25 October 2011 at 4:03 am Permalink

    Creo que la analogía manifiesta en el artículo es muy certera y su contenido sobresaliente; aunque a veces pienso, estimado Montaner, que concede usted un margen demasiado amplio a la capacidad, ya no de aprendizaje, sino de evolucionar en la perspectiva de un cambio real en el caso de un individuo como Raúl Castro, a quienno adornan muchas virtudes intelectuales y mucho menos la capacidad de proyectarse fuera de los límites de una anodina existencia impuesta por su hermano a quienes utilizó a la hora de estructurar su proyecto -incluído el propio Raúl- para que, como alguien acertadamente comentó, hacer de Cuba el pedestal de un monumento en el que se encaramó y desde él tratar de proyectar su pretendido éxito.
    Gadafi ya es historia, pero en el marco de la comparación es bueno recordar que existen al menos dos diferencias muy notorias: primero, la ideosincracia, segundo el elemento geopolítico del cual se desgajan argumentos como el económico, vinculado en el caso Libio a la producción petrolera.
    Siempre es bueno pensar en que lo inesperado pueda suceder, aún a contrapelo de la lógica que impone la Historia y si bien los tiranos empecinados y cuyo trágico final usted recuerda, fue en cada caso una respuesta tangible, la alternativa de una respuesta prudente y desde el poder,tendiente a conseguir un rerpliegue, no es lo que se vislumbra, al menos hasta hoy. Estos personajes se acostumbran a vivir entre bunkers, trincheras, consignas y alegorías triunfalistas de héroes medievales enquistados en la modernidad.
    Muy bueno su artículo, siempre lo disfruto mucho. Mis saludos afectuosos.

  7. Augusto de la Torre Casas 25 October 2011 at 7:53 am Permalink

    La situación de Cuba no es igual que la de Dominicana, Granada y Panamá, y en todo el planeta sólo hay dos pueblos que jamás se rebelan por nada (y tienen motivos más que suficientes para hacerlo): Cuba y Corea del Norte. Los Castro nmorirán en sus camas, tranquilamente, como Pol Pot, Stalin, Mao, etc., y Cuba pasará muy lentamente a una nueva democracia (que quizás yo no vea) cuando los Hermanísimos hayan cantado el manisero en paz, y en el caso del mayor, con un entierro con todos los honres y miles de cubanos gritando, llorando, aplaudiendo su cadáver en lugar de arrastrarlo por las calles habaneras. ¿No lo crees? Pues al tiempo. ¿Intervención extranjera? ¿Para qué?
    Augusto Lázaro

  8. Maximiliano Herrera Verdugo 25 October 2011 at 10:49 am Permalink

    Don Augusto, Pot Pot (Salot Sar) no murio en el poder, ya su regimen sanguinario habia sido derrocado. El se murio en la selva , eso si, sin nunca enfrentar un juicio sobre el genocidio que ha llevado a cabo junto a su compiche Ta Mok el carnicero y los otros dos viejitos que justo ahora estan enfrentando el juicio en sus contra.
    Cuba tiene una historia de revueltas y revoluciones, pero que hagan una para conquistar la bendita democracia de una vez ! Solo han hecho revoluciones equivocadas !

  9. CUBASI YANQUYSI 26 October 2011 at 7:48 pm Permalink

    No creo que existan muchas analogias entre Raul y Gadafi,si entre Fidel y el finado…sustituyendo el verde olivo por los entorchados de oro del dictador libio tenemos un gadafi tropical,las mismas poses de lider mundial,la misma obsecion enfermiza por trascender …el mismo egocentrismo estupido.Raul ,no tiene el carisma ni el vervo de su hermano,como que sus aspiraciones de trascendencia son menores …el freno es la presencia del moribundo Fidel y la reaccion de Raul a un levantamiento popular seria diferente con un Fidel muerto,con Fidel vivo (o casi vivo) la pelea seria de socialismo o muerte y los congresistas y senadores de origen cubano tendrian que lograr la intervencion del gobierno de este pais como parte de una resolucion de la ONU …con Fidel muerto, Raul no se arriesgaria a perder lo que se ha robado.

  10. Cesar R Deluzuriaga 28 October 2011 at 10:25 pm Permalink

    La terquedad de Fidel, en querer el solo gobernar al Pais, utilizando
    el sistema Comunista, y no permitir que nadie, ni siquierqa su herma-
    no pudiera objetar los errores del sistema; esto ha influenciado de-
    gran manera, que Raúl no se atreveria hacer nada que señalara que el
    sistema ha fracasado; por lo menos mientras Fidel esté vivo. Esto no
    quiere decir que después de Fidel el tenga el valor y la disposicion
    de enfrentar la realidead de Cuba, y querer cooperar para restaurar-
    la libertad del Pais.

  11. Martín 31 October 2011 at 7:21 pm Permalink

    Todos huyen de mi blues, nena.

    Parecía decir estos días el máximo líder de la revolución cubana.

    Y en realidad es que ya está quedándose solo con sus incondicionales.

    Atrás quedaron otros tiempos, en que las huestes cansadas de comer en la misma mesa con el mismo mantel, corrían delante de las consignas que desde su tribuna en la isla lanzaban los dirigentes a propios y extraños.

    Y por ellas perecían, soportaban dolor, encanecían en una prisión hostil. Consiguiendo en efecto, otro mantel y otra mesa, y no encontrando en el fondo del plato de sopa a ningún Fidel tangible, a ningún discurso salvador que lo fuese a rescatar, ni una arenga alimenticia.

    En cada selva una patada en el trasero,

    y en el babero,

    El blues del abandono nena.

    En algún medio de difusión propagandista, escuché durante la semana pasada que el máximo líder de la revolución cubana hacía un alegato antibelicista, al juzgar el acoso, asedio y posterior asesinato del tirano Muamar el Gadafi, por las tropas de los rebeldes Libios, apoyados por las tropas de la OTAN, como un acto de destrucción imperialista.

    Concediendo que en efecto, no dejaron correr demasiado tiempo los buenos aliados para, apenas conocida la noticia de la ultima bocanada de aire de el Gadafi a causa de su brutal linchamiento, acudir raudos a cubrir los apetitosos pozos de petróleo. Me pregunto:

    ¿Se trata de los mismos dirigentes , de barba y verde olivo que encendían cuanta tibia mecha hubiese, cercana a algún barril de pólvora en el tercer mundo?

    ¿ Los mismos que mandaban tropas a cuanto país africano las solicitase, fraternal y desinteresadamente?

    ¿ Quiénes abrazaron la carrera armamentista de la URSS, e incluso se plegaron a los modos y modales del poco refinado Jruschov en aquel octubre tormentoso, y seis años más tarde encubrieron la invasión de tanques en la Primavera de Praga, y apoyaron todos los desmanes que el uso de la fuerza imperialista soviética produjo y amenazó con causar?.

    Estoy convencido de que me los han cambiado.

    Algún truco nacido de la novísima tecnología de los últimos días, habrán usado para colocar a unas pésimas réplicas, de aquellos grandes revolucionarios inclaudicables, que cualquier cosa soportarían antes de ver caer los pilares del socialismo estalinista, de la dictadura del proletariado, antes de entregar los principios leninistas a cambio de cualquier solución que los mantenga vivos y en la poltrona.

    Siempre fieles a aquel lema marxista, pero no de Carlos sino de Groucho que rezaba:

    _ “¡Estos son mis principios!, si no le gustan, tengo otros.

    Algo habrá hecho la CIA me temo.

    Hoy en Cuba se puede comprar lo que sea con una buena suma de dinero capitalista. Casas , coches, empresas. Campos de golf.

    Revolución be bop.

    Se prefiere el comprador extranjero.

    Es el paraíso de las empresas. No existen huelgas, los salarios son bajísimos, y no hay sindicatos garantes.

    Sigue habiendo partido único, y dictadura, aunque ya ni se molestan en decir que pertenece al proletariado.

    Y ahora se nos hacen pacifistas.

    Solo nos faltan unos comandantes adalides de la democracia, abanderando a los indignados por la escasez de participación de los pueblos, en la oxidada costumbre de votar tan solamente cada dos años.

    Un comandante de Wilkileaks, y de Green Peace, y de Amnesty levantando su voz por los presos de conciencia.

    Y también uno, con una guitarra bajo un framboyán cantando su blues:

    Nobody’s fault but mine.

  12. Martín 31 October 2011 at 7:22 pm Permalink

    Todos huyen de mi blues, nena.

    Parecía decir estos días el máximo líder de la revolución cubana.

    Y en realidad es que ya está quedándose solo con sus incondicionales.

    Atrás quedaron otros tiempos, en que las huestes cansadas de comer en la misma mesa con el mismo mantel, corrían delante de las consignas que desde su tribuna en la isla lanzaban los dirigentes a propios y extraños.

    Y por ellas perecían, soportaban dolor, encanecían en una prisión hostil. Consiguiendo en efecto, otro mantel y otra mesa, y no encontrando en el fondo del plato de sopa a ningún Fidel tangible, a ningún discurso salvador que lo fuese a rescatar, ni una arenga alimenticia.

    En cada selva una patada en el trasero,

    y en el babero,

    El blues del abandono nena.

    En algún medio de difusión propagandista, escuché durante la semana pasada que el máximo líder de la revolución cubana hacía un alegato antibelicista, al juzgar el acoso, asedio y posterior asesinato del tirano Muamar el Gadafi, por las tropas de los rebeldes Libios, apoyados por las tropas de la OTAN, como un acto de destrucción imperialista.

    Concediendo que en efecto, no dejaron correr demasiado tiempo los buenos aliados para, apenas conocida la noticia de la ultima bocanada de aire de el Gadafi a causa de su brutal linchamiento, acudir raudos a cubrir los apetitosos pozos de petróleo. Me pregunto:

    ¿Se trata de los mismos dirigentes , de barba y verde olivo que encendían cuanta tibia mecha hubiese, cercana a algún barril de pólvora en el tercer mundo?

    ¿ Los mismos que mandaban tropas a cuanto país africano las solicitase, fraternal y desinteresadamente?

    ¿ Quiénes abrazaron la carrera armamentista de la URSS, e incluso se plegaron a los modos y modales del poco refinado Jruschov en aquel octubre tormentoso, y seis años más tarde encubrieron la invasión de tanques en la Primavera de Praga, y apoyaron todos los desmanes que el uso de la fuerza imperialista soviética produjo y amenazó con causar?.

    Estoy convencido de que me los han cambiado.

    Algún truco nacido de la novísima tecnología de los últimos días, habrán usado para colocar a unas pésimas réplicas, de aquellos grandes revolucionarios inclaudicables, que cualquier cosa soportarían antes de ver caer los pilares del socialismo estalinista, de la dictadura del proletariado, antes de entregar los principios leninistas a cambio de cualquier solución que los mantenga vivos y en la poltrona.

    Siempre fieles a aquel lema marxista, pero no de Carlos sino de Groucho que rezaba:

    _ “¡Estos son mis principios!, si no le gustan, tengo otros.

    Algo habrá hecho la CIA me temo.

    Hoy en Cuba se puede comprar lo que sea con una buena suma de dinero capitalista. Casas , coches, empresas. Campos de golf.

    Revolución be bop.

    Se prefiere el comprador extranjero.

    Es el paraíso de las empresas. No existen huelgas, los salarios son bajísimos, y no hay sindicatos garantes.

    Sigue habiendo partido único, y dictadura, aunque ya ni se molestan en decir que pertenece al proletariado.

    Y ahora se nos hacen pacifistas.

    Solo nos faltan unos comandantes adalides de la democracia, abanderando a los indignados por la escasez de participación de los pueblos, en la oxidada costumbre de votar tan solamente cada dos años.

    Un comandante de Wilkileaks, y de Green Peace, y de Amnesty levantando su voz por los presos de conciencia.

    Y también uno, con una guitarra bajo un framboyán cantando su blues:

    Nobody’s fault but mine.

    http://martinguevara.over-blog.es/


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