Votos inútiles, obligatorios y voluntarios
Por Carlos Alberto Montaner
Hay países latinoamericanos en los que votar es inútil. Venezuela es el caso más escandaloso. Cuando la oposición consigue que no le hagan demasiadas trampas, el chavismo priva a los vencedores de las prerrogativas que marca la ley y sin el menor recato les anulan las mayorías logradas en las urnas. Ahí las elecciones son una farsa.
En Cuba, que es la madre y maestra del chavismo, el mecanismo electoral es aún más diáfano. La oposición ni siquiera puede participar. En la Isla, candidato proviene de candado. El sistema está lleno de candados para que sólo pasen los comunistas. En los comicios actuales, ni siquiera uno de los opositores ha podido franquear las talanqueras impuestas por la contrainteligencia, pese a que más de un centenar lo intentó. Raúl tampoco ha permitido el referéndum que, conforme a la ley, piden los partidarios de “Cuba Decide”. Los Castro ya decidieron por todos los cubanos desde hace 60 años.
En Bolivia el pueblo votó para que Evo no se reeligiera y el presidente aymara se pasó los resultados por el forro de la Constitución. Lo mismo que sucedió en Colombia cuando los ciudadanos decidieron cerrarles el camino de la impunidad a los narcoguerrilleros comunistas de las FARCen un referéndum notable. Juan Manuel Santos continuó sonriente e imperturbable por el camino de los acuerdos de paz, como si con él no fuera, y como si la ley no lo obligara a obedecer a sus compatriotas.
En Nicaragua, Daniel Ortega, con el apoyo de una buena parte de la clase empresarial y –todo hay que decirlo- con el respaldo de los grandes sectores de su clientela política fue apoderándose ilegalmente de los mecanismos electorales, hasta establecer un curioso somocismo de izquierda en el que habla como Lenin, pero gobierna como D. Anastasio, Tacho para sus amigos, muy alejado del modelo colectivista de los años ochenta, cuando hervía al calor de la revolución cubana y destruyó insensiblemente el aparato productivo de los nicas.
Hay países latinoamericanos democráticos en los que votar es voluntario. Así ocurre, por ejemplo, en Chile, Costa Rica, República Dominicana, Honduras, México y Paraguay. En otros, es obligatorio: Argentina, Brasil, Panamá, Perú y Uruguay. ¿Qué es mejor? ¿En cuáles se refleja con mayor claridad la voluntad popular?
Sospecho que es preferible que el voto sea obligatorio. Es cierto que no votar es una expresión de la libertad personal, pero siempre se puede votar en blanco o anular la boleta. Además, acudir a las urnas no es sólo un derecho: es un deber cívico que sólo pudiera declinarse por razones de fuerza mayor.
Existe, además, una razón práctica para hacer el voto obligatorio y tiene que ver con las vísceras.
Me explico, aunque me adelanto a decir que los siguientes factores son todos comprensibles, pese a que alguno sea ilegal.
Los clientes políticos votan con el estómago. Reciben algo a cambio del sufragio. A veces son tan pobres, o están tan cínicamente desencantados, que venden sus votos por un poco de dinero. Esto sucede claramente en la costa colombiana, en Centroamérica y en República Dominicana.
Los partidarios votan con el corazón. Son hinchas. Son fanáticos. A veces, incluso, son partidarios por tradición familiar. No suelen detenerse a pensar en las consecuencias de la selección. Aman a su candidato o a su partido y los apoyan contra viento y marea. El amor es así. El corazón tiene sus propias razones.
Los adversarios eligen con el hígado. No votan a favor, sino en contra. Les irritan ciertos candidatos y acuden a tratar de impedir que lleguen al poder. La rabia gobierna sus decisiones políticas. Con frecuencia, el hígado es movilizado por cuestiones ideológicas. Votan contra la derecha. Votan contra la izquierda.
En cambio, entre quienes no votan hay más probabilidades de que utilicen sus cerebros, dado que el resto de las vísceras no entran en la ecuación. A veces, claro, se inhiben de votar por pura indolencia o por ignorancia y luego lo lamentan. Les ocurrió a los británicos que no participaron en la selección del Brexit. Presumiblemente, es lo que les sucedió al 37% de los venezolanos que no acudieron a las elecciones de 1998. La abstención le dio la victoria a Hugo Chávez y ahí comenzó el descalabro. Si el voto hubiera sido obligatorio tal vez otro gallo cantaría.
Discrepo: el voto obligatorio le da más margen a gobernantes como Maduro para manipularlo y engañar a la humanidad, permaneciendo en el poder. Y por encima de la libertad de elegir votar o no, no creo que haya nada más preciado ni precioso. Cada cual tiene su manera de pensar. Yo, que no estoy obligado a votar, nunca he votado, por eso siempre me he sentido libre…
Totalmente de acuerdo. Pero hay que ver también la viga en ojo propio. El presidente que nos gastamos salió de una elección con abstención de 46.4%. Casi la mitad de los votantes. Comparado, el 37% de los venezolanos es una cifra reducida en unas elecciones que se saben espúreas.
Los seres humanos creemos que tenemos las respuestas a todo.
Pues lamento informar que ese es un enorme error.
No somos capaces de tener una respuesta segura a todos los interrogantes y cuando alguien se asignó el mérito de ser un seguro conocedor de la respuesta a un determinado problema, las consecuencias han sido muchas veces nefastas.
Los cubanos lo saben y muy bien.
Siempre se debe dejar un resquicio para remediar el error en caso de percatarse de ello.
Y creo que sí hay algo que los seres humanos aún no podemos saber es si es preferible el voto obligatorio o no.
Al optar por una de las opciones, hay que dejar un resquicio legal para modificar la norma si se ve necesario hacerlo.
Las normas, reglas y leyes hay que respetarlas a rajatabla, pero también deben estar expuestas a modificarlas si es evidente la necesidad de hacerlo, siempre bajo las condiciones de otras reglas y leyes.
De hecho, nuestra pobre historia del progreso humano se basó siempre en supuestas verdades que más tarde o temprano fue modificada o dejada en el olvido reemplazada por una nueva verdad.
Por ejemplo, la organización política basada en la verdad revelada por Dios encargado de decidir a través de una autoridad religiosa que ostentaba el poder de expresar la voluntad divina dando el visto bueno o no al aspirante a monarca, fue reemplazada por la verdad del Sr Locke dando origen a la propiedad privada como rector del poder y con ello, legitimidad al capitalismo y la llegada en consecuencia de la revolución Gloriosa en Inglaterra, primer paso a la sustitución de la monarquía por la democracia en la Edad Moderna.
Si se hubieran dejado resquicios para modificar las reglas a través de otras reglas, no hubiese sufrido la humanidad la desgracia de pasar por tantas guerras, muertes y masacres hasta que la nueva verdad es impuesta.
Y créanme, no tengo la más mínima y absoluta duda que la verdad de Locke, más tarde o temprano será reemplazada por otra.
Millan a veces discrepamos,pero en esta ocasion no.
la mejor democracia es la de EEUU donde vota un 30 por ciento del censo,la izquierda es perseguida y el complejo militar-industrial decide quien es el presidente.
en EEUU se vota por ignorancia, te obliga a votar lo ignorante que eres: se vive en la ignorancia;
en cuba te obligan a votar los dueños del país: se vive en el Miedo. Ambos sistemas son lamentables.
Espero que toda esta basura pase pronto. La basura que es hoy la humanidad.
Muy buen articulo. Pero aqui usted no incluye los votantes del estado de california que votaron en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo y luego la corte suprema de eeuu igual impuso el matrimonio entre personas del mismo sexo.