31 July 2011 ~ 5 Comentarios

Maldad patológica y maldad ideológica

por Carlos Alberto Montaner*

(EL NUEVO HERALD) La defensa del noruego Anders Breivik girará en torno a su presunta locura. El abogado defensor intentará persuadir a los jueces con un razonamiento muy extendido: ¿quién, que no esté absolutamente loco, es capaz de organizar semejante carnicería entre un grupo de inocentes? A lo que tal vez agregue un elemento adicional que reforzaría su tesis: el señor Breivik tomó alguna droga antes de cometer sus asesinatos. Esos psicotrópicos afectaron su conducta.

Ignoro si la justicia noruega aceptará esos argumentos. Espero que no los tomen en cuenta. Son producto de la interesada confusión entre la maldad patológica y la maldad ideológica. La maldad patológica deriva, en efecto, de un trastorno de la racionalidad. El loco oye voces, a veces acompañadas de visiones, que le piden que mate. Él se limita a obedecer esas órdenes. Usualmente, a ese tipo de demente lo clasifican como esquizofrénico. Es posible, incluso, que las voces y las visiones tengan un componente positivo: Juana de Arco, entre otros muchos “visionarios”, probablemente era una esquizofrénica que militó en una causa noble.

El malvado ideológico es otra cosa. Es alguien que puede hacer daño sin ningún freno moral porque sus creencias y valores lo autorizan para ello. Hitler no era un loco. Era un malvado ideológico convencido de que debía exterminar a los judíos, a los gitanos, a los Testigos de Jehová o a los homosexuales porque eran seres dañinos para la especie. Lenin, Stalin o Mao eran también malvados ideológicos. Para ellos el asesinato en masa de los “enemigos de clase” no constituía un crimen sino una necesaria obra de limpieza revolucionaria que se ajustaba al catecismo marxista y a la dictadura del proletariado.

Cuando Hugo Chávez, en 1992, ataca la mansión presidencial y provoca centenares de muertos en las calles de Caracas, o cuando le escribe una carta de solidaridad a Carlos Ilich Ramírez, el despiadado “Chacal” autor de innumerables crímenes, no es víctima de una distorsión de la realidad, sino de un juicio ético pervertido por la ideología. La muerte violenta de sus adversarios, simplemente, le parece justificable. Por eso no tiene inconveniente en abrazar a Ahmadineyad, el tirano iraní que afila la espada nuclear para acabar con los israelíes.

Incluso los matarifes de las bandas de narcotraficantes son malvados ideológicos. Sus abominables acciones no derivan de creencias políticas, sino de intereses y valores tribales que generan sus códigos de comportamiento: para ellos decapitar inmigrantes o extorsionar a los trabajadores es legítimo porque les genera dinero y les gana el respeto de la banda a la que pertenecen y el terror de la sociedad sobre la que imperan.

En realidad, los malvados patológicos son muy pocos. La fauna que abunda es la de los malvados ideológicos. Como nos reveló el Premio Nobel Konrad Lorenz en Sobre la agresión, los seres humanos carecen de frenos instintivos que les impiden hacerles daño a sus congéneres, horrible descubrimiento al que acaso no fue ajena su propia y lamentable militancia en el partido nazi, hecho del que se arrepintió en su momento.

Prácticamente, cualquier ser humano “normal” puede torturar cruelmente o asesinar a otra persona si sus ideas, creencias, intereses, valores y atmósfera social así lo demandan. Siempre recuerdo la sorpresa que me causó saber que cerca de mi casa en La Habana Vieja, hace ya muchas décadas, existía una siniestra edificación del siglo XIX, “el azotadero”, a donde las personas honorables llevaban a sus esclavos desobedientes para que los desollaran a palos. Generalmente, acudían a ese sitio tras escuchar misa en la hermosa Iglesia del Ángel.

No hay que dejarse confundir con los malvados ideológicos. Hay que castigarlos con la severidad que permita la ley y con el desprecio público por sus actos. Y hay que comprender que la única correa capaz de sujetar al feroz animal que duerme en el corazón de nuestra especie son las instituciones surgidas de la Ilustración para proteger los derechos individuales y para limitar y fragmentar la autoridad de quienes ejercen el poder. Sólo estamos a salvo del zarpazo de los otros cuando nos contenemos todos con la camisa de fuerza de la institucionalidad proporcionada por la democracia liberal. Fuera de ese marco comienza la selva.

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5 Responses to “Maldad patológica y maldad ideológica”

  1. Maximiliano Herrera 31 July 2011 at 6:21 pm Permalink

    Creo que no se puede poner una barrera y dividir en dos grupos,
    hay que pensar en los que en las matematicas se llama interseccion de conjuntos, hay elementos que tienen de ambos rasgos, tienen un proposito (dinero, poder) pero tambien elementos esquizofrenicos y delirantes.
    Alli pertenecen sujetos tristemente famosos como Idi Amin, Saddam Hussein (aun mas su hijo Udai), Ta Mok el lugarteniente de Pol Pot y miles mas que incluyen dictatorzuelos tan pintorescos como el gambiano Yahya Jemmeh que pretende curar el sida con una masa misteriosa con base de pasta de mani’ e ingredientes secretos proprios de la flora gambiana,pero a la vez no se le olvida mandar a asesinar a un periodista incomodo y a amedentrar a los comisarios de la Comision Electoral. Muchos de malvados ideologicos tienen tambien en diferentes grados elementos de maldad patologica.

  2. Sergio Botero 1 August 2011 at 2:57 pm Permalink

    Un delincuente o su representante puede tratar de explicar sus delitos como le venga en gana pero jamás podrá justificar la violencia contra el ser humano, y por eso mismo no existe terrorismo “bueno” contrapuesto al terrorismo “malo”. Tenga justificación étnica, política, religiosa o de cualquier índole, el terrorismo es malo y punto, un peligroso enemigo de la humanidad. También se intentan justificar los demás asesinos y violadores aduciendo una cantidad de razones que les parece justas, pero ¿se les puede perdonar por sufrir desequilibrios mentales? La historia y el comportamiento humano demuestran que la respuesta es no, y hay que encerrarlos en la cárcel por tres razones: Porque en verdad deben ser castigados (si había voces que les decían “mata”, entonces debieron consultar por salud), porque se debe disuadir de esa forma a otros potenciales delincuentes y porque siempre representan un peligro para la sociedad.

  3. ORLANDO QUINTERO 1 August 2011 at 8:45 pm Permalink

    Aquel Noruego sencillamente reconoció su acto manifestando que era necesario, lo que descarta de plano una patología evidenciando de contera sencillamente una cuestión ideológica, lo que de hecho jamás puede legitimar semejante agresión. Tolerancia con las posiciones contrarias a nuestro pensamiento, es la solución para disolverlas y no el exterminio de quienes no comulgan con ese determinado pensamiento; pero existen este tipo de especies que no posibilitan sino su razón, la existencia de su razón. Ideologías? En que consistía? En él y los que se le parecían, cual narciso que es al tenor de los informes que se filtran? La ideología, debe entenderse, va de la mano con el pueblo como directo beneficiario de quien entrando en esas lides, automáticamente le arropa. De todas formas, sea como fuese, fue el motor para la ejecución de semejante tragedia, a la que ningún abogado sensato y honesto debería medirse procurando su libertad, como sí el respeto de todas sus garantías como miembro de la sociedad mundial que es al fin y al cabo.

  4. Jesús 2 August 2011 at 9:56 am Permalink

    Estimado Sr Montaner: me gustaría que aclarara a qué otros visionarios se refiere cuando diagnostica usted a Santa Juana de Arco, Patrona de Francia, como esquizofrénica ( “probablemente” dice usted, claro, ya que en su Currículum no está la carrera de Medicina).¿Se refiere a Santa Teresa de Jesús, a San Juan de la Cruz o quizás a Jesús de Nazaret o al profeta Mahoma?

  5. Jesús 2 August 2011 at 5:10 pm Permalink

    Estimado Sr Montaner: me gustaría que aclarara a qué otros visionarios se refiere cuando cataloga a Santa Juana de Arco como “probablemente” esquizofrénica.¿A Santa Teresa de Jesús, a San Juan de la Cruz o quizás a Jesús de Nazaret o al Profeta Mahoma? Por favor, no empiece usted también a atacar cosas en las que no cree y muchos millones de personas, al menos tan inteligentes y dignas de respeto como usted mismo, sí lo hacen.


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