16 September 2010 ~ 7 Comentarios

Sin noticias de Dios

La polémica continúa. Hace unas cuantas décadas, en una carta a su colega Niels Bohr, Albert Einstein afirmó que “Dios no juega a los dados”. No era la primera vez que utilizaba esa metáfora. Bohr le respondió que dejara de decirle a Dios lo que debía hacer. Einstein ponía en duda la incertidumbre en el comportamiento de la materia que postulaba la física cuántica. No había nada errático o aleatorio. Simplemente, no conocíamos las variables ocultas. Luego agregó: “A través del universo incomprensible se manifiesta una inteligencia superior infinita”.

Einstein estaba entre los genios persuadidos de que había un “gran diseño” tras la Creación. Stephen Hawking, el gran físico británico, junto al no menos brillante Leonard Mlodinow, acaban de negar esa posibilidad en un libro que estimulará una enorme (y bienvenida) discusión. Se titula, precisamente, The Grand Design (El gran diseño) y, a juzgar por los cables, postulan que las pruebas que aporta la Física actual demuestran que Dios, esa inteligencia superior a que aludía Einstein (y Aristóteles, y Newton), no existe. El universo se rige por leyes que nada tienen de divinas y la materia se transforma en el tiempo como consecuencia de fenómenos que ocurren sin que exista un plan o una voluntad superior. No sólo Dios no existe, sino que los dados juegan solos, impulsados por una fuerza ciega e inconsciente que lo mismo ha generado la existencia de la vida –la nuestra y la de los 208 virus del catarro–, que provoca ciclones, expande las galaxias en el espacio y crea universos incesantemente.

En realidad, Hawking y Mlodinow tampoco demuestran nada de una manera definitiva. Afirmar que Dios no existe, pero sí existe la Ley de gravedad o la selección natural de las especies, nos precipita inmediatamente a una pregunta: ¿y de dónde salieron esas leyes? ¿Por qué la luz viaja a una velocidad constante? ¿Cómo y cuándo se forjaron las reglas que afectan a la materia y a la vida? De acuerdo: hace unos cuantos miles de millones de años se produjo el Big-Bang, la gran explosión primigenia que dio origen a nuestro universo (parece que hay otros), pero ese fenómeno sucedió con arreglo a unas leyes pre-existentes: ¿cómo se formularon? Hay, claro, una respuesta perfecta que es, también, una perfecta tautología: la materia sólo puede existir si hay leyes que le dan forma. La existencia de moléculas y de un mundo subatómico presupone un orden. La materia, afirman, y las leyes que la gobiernan, han existido siempre. No obstante, esas reglas que han existido siempre, no se aplican rígida y uniformemente. En el universo no hay una inevitable relación causa-efecto: el azar juega un papel central en los cambios materiales.

Mi impresión es que si bien el primer libro de Hawking, Una breve historia del tiempo, publicado en los años ochenta, donde admitía la posibilidad de la existencia de Dios, reforzó el bando de los creyentes en el mundo académico, éste de ahora, más que aumentar el número de los ateos, reforzará el de los agnósticos, ese creciente porcentaje de personas escépticas, melancólicamente incapaces de asegurar ni de negar la existencia de Dios porque carecen de elementos de juicio para emitir una opinión definitiva basada en la razón, mientras tampoco gozan de las certezas que emanan de una fe religiosa.

Si esa es la consecuencia de The Grand Design, bienvenida sea. En un mundo tensado por los fundamentalismos religiosos, en el que abundan los gobernantes y líderes políticos convencidos de que conocen las intenciones de Dios, lo que los hace peligrosamente belicosos, es muy saludable que proliferen quienes, humildemente, declaran no saber casi nada. Lamentablemente, sigue siendo cierta la frase de Bertrand Russell, el más notable de todos los agnósticos contemporáneos: “cuanto más intensa ha sido la religión en un período cualquiera y más profundo ha sido el pensamiento dogmático, tanto mayor ha sido la crueldad”.”  [“©FIRMAS PRESS]

7 Responses to “Sin noticias de Dios”

  1. Omar Saetama 30 September 2010 at 9:05 pm Permalink

    Realmente es cierto, en nombre de la religión se han cometido grandes atrocidades. Sería interesante poder leer ese libro.

  2. Hugo Méndez 14 November 2010 at 6:52 pm Permalink

    Cuando se llega al tema de la existencia de Dios parece que pensáramos en un esquema de “multiple choise”. Tenemos dos opciones:

    1) Dios es todopoderos, omnisapiente y infinitamente bondadoso
    2) Dios no existe

    No podríamos pensar que Dios tiene relación con la vida, pero es ajeno a la creación del Universo, quizás Dios y el universo coexisten de siempre. Dios no crea las leyes de la materia, pero crea las leyes de la vida.

    O podemos restringir un poco más y pensar que la vida se genera sola y Dios es la fuente de la espiritualidad y es quién inyecta el espíritu en la vida. La vida sin Dios es animal. Dios es la fuente de la libertad y de los valores, conceptos que son las dos caras de una misma moneda.

    Hace mucho tiempo leí un libro de un rabino que había tenido un hijo que nació con una enfermedad muy grave y dolorosa y se preguntaba porqué Dios había hecho eso y llegó a una conclusión:

    1) Si Dios era todopoderoso y omnisapiente entonces era un hijo de … porque sabía hacer las cosas bien, tenía el poder para hacerlas y no las hacía porque no quería.

    2) Si Dios era todopoderos e infinitamente bueno entonces era estúpido porque no sabía como hacer las cosas bien aunque pudiera y quisiera

    3) Si Dios era infinitamente bueno y omnisapiente entonces no era todopoderoso porque no podía hacer lo que sabía y quería.

    Esta última era la única opción que le quedaba digna de Dios, ya que para él la bondad y la sabiduría eran cualidades necesarias en su concepto de Dios y al poder podía renunciar.

    Sin esta simplificación creo igual que el argumento es válido. Puede existir un Dios, fuente de vida, espiritualidad y fe, que no pueda cambiar el mundo material directamente,pero sia través nuestro.

    Saludos,
    Hugo Méndez.

  3. Humberto 19 August 2017 at 4:33 pm Permalink

    http://humbertomondejargonzalez.blogspot.com/2014/12/158-dios-existe.html
    158- ¿Dios existe?

  4. Manuel 2 August 2020 at 8:27 am Permalink

    no han pasado media docena de publicaciones y ya aparece Dios.

    nada dicen los comentaristas del libre albedrío: se supone que Dios nos lo dio para no aburrirse sabiendo todo lo que haríamos, somos su entretenimiento, sus hormiguitas en las que el puso un cerebro descomunal que produjera actos infinitos en cada uno de nosotors en el libre juego entre ellas y con el medio siempre cambiante

    • Manuel 2 August 2020 at 8:28 am Permalink

      debe haberse divertido mucho a lo largo de docenas de milenios

  5. Manuel 2 August 2020 at 8:36 am Permalink

    en una carta a su colega Niels Bohr, Albert Einstein afirmó que Dios no juega a los dados. No era la primera vez que utilizaba esa metáfora. Bohr le respondió que dejara de decirle a Dios lo que debía hacer. Einstein ponía en duda la incertidumbre en el comportamiento de la materia que postulaba la física cuántica. No había nada errático o aleatorio. Simplemente, no conocíamos las variables ocultas. Luego agregó: A través del universo incomprensible se manifiesta una inteligencia superior infinita.

    Einstein estaba entre los genios persuadidos de que había un gran diseño tras la Creación. Stephen Hawking, el gran físico británico, junto al no menos brillante Leonard Mlodinow, acaban de negar esa posibilidad en un libro que estimulará una enorme (y bienvenida) discusión. Se titula, precisamente, The Grand Design (El gran diseño) y, a juzgar por los cables, postulan que las pruebas que aporta la Física actual demuestran que Dios, esa inteligencia superior a que aludía Einstein (y Aristóteles, y Newton), no existe. El universo se rige por leyes que nada tienen de divinas y la materia se transforma en el tiempo como consecuencia de fenómenos que ocurren sin que exista un plan o una voluntad superior. No sólo Dios no existe, sino que los dados juegan solos, impulsados por una fuerza ciega e inconsciente que lo mismo ha generado la existencia de la vida –la nuestra y la de los 208 virus del catarro–, que provoca ciclones, expande las galaxias en el espacio y crea universos incesantemente.

    En realidad, Hawking y Mlodinow tampoco demuestran nada de una manera definitiva. Afirmar que Dios no existe, pero sí existe la Ley de gravedad o la selección natural de las especies, nos precipita inmediatamente a una pregunta: ¿y de dónde salieron esas leyes? ¿Por qué la luz viaja a una velocidad constante? ¿Cómo y cuándo se forjaron las reglas que afectan a la materia y a la vida? De acuerdo: hace unos cuantos miles de millones de años se produjo el Big-Bang, la gran explosión primigenia que dio origen a nuestro universo (parece que hay otros), pero ese fenómeno sucedió con arreglo a unas leyes pre-existentes: ¿cómo se formularon? Hay, claro, una respuesta perfecta que es, también, una perfecta tautología: la materia sólo puede existir si hay leyes que le dan forma. La existencia de moléculas y de un mundo subatómico presupone un orden. La materia, afirman, y las leyes que la gobiernan, han existido siempre. No obstante, esas reglas que han existido siempre, no se aplican rígida y uniformemente. En el universo no hay una inevitable relación causa-efecto: el azar juega un papel central en los cambios materiales.

    Mi impresión es que si bien el primer libro de Hawking, Una breve historia del tiempo, publicado en los años ochenta, donde admitía la posibilidad de la existencia de Dios, reforzó el bando de los creyentes en el mundo académico, éste de ahora, más que aumentar el número de los ateos, reforzará el de los agnósticos, ese creciente porcentaje de personas escépticas, melancólicamente incapaces de asegurar ni de negar la existencia de Dios porque carecen de elementos de juicio para emitir una opinión definitiva basada en la razón, mientras tampoco gozan de las certezas que emanan de una fe religiosa.

    Si esa es la consecuencia de The Grand Design, bienvenida sea. En un mundo tensado por los fundamentalismos religiosos, en el que abundan los gobernantes y líderes políticos convencidos de que conocen las intenciones de Dios, lo que los hace peligrosamente belicosos, es muy saludable que proliferen quienes, humildemente, declaran no saber casi nada. Lamentablemente, sigue siendo cierta la frase de Bertrand Russell, el más notable de todos los agnósticos contemporáneos: “cuanto más intensa ha sido la religión en un período cualquiera y más profundo ha sido el pensamiento dogmático, tanto mayor ha sido la crueldad”

    • Manuel 2 August 2020 at 9:05 am Permalink

      ‘Bertrand Russell, el más notable de todos los agnósticos contemporáneos: “cuanto más intensa ha sido la religión en un período cualquiera y más profundo ha sido el pensamiento dogmático, tanto mayor ha sido la crueldad”’

      ¿tenía razón Russell?


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